Expresiones corporales y la adoración (Parte 2)
En nuestra entrega anterior vimos como una gran cantidad de pasajes bíblicos confirmaban que Dios se place en actos físicos cuando le adoramos. Sin embargo las manifestaciones externas que podamos hacer no garantizan que nuestra adoración sea aceptable ante Dios. En esta oportunidad veremos las acciones físicas que fueron condenadas por Dios debido al pecado que había en el corazón de los adoradores.
La palabra que más se usa en el Antiguo Testamento cuando se habla de adoración es ‘hishtahvah’ que significa postrarse o tener una posición reverente. El postrarse está considerado por todas las denominaciones como un acto aceptable en la adoración del creyente, pero tenemos que tener en mente que esa misma palabra y por consiguiente su acción se utiliza en la Biblia cuando se habla de adoración a los ídolos. Por ejemplo en Isaías 2:8 se lee: «Su país está lleno de ídolos; el pueblo adora la obra de sus manos, lo que han hecho con sus propios dedos» (NVI).
Cantar acompañado de instrumentos es otra forma de expresar nuestra pasión y devoción a Dios. En nuestra cultura, cantar ha sido asociado a la adoración de tal manera que son como sinónimos. Sin embargo Dios no se place en el canto que no está avalado por una vida recta.
Alzar las manos puede implicar muchas cosas bien sea una actitud de dependencia, de gratitud, de reverencia, de celebración o de expectativa. Sin embargo, dios condenó estas acciones y los motivos de los israelitas tal como lo expresó Isaías «Cuando levantan sus manos, yo aparto de ustedes mis ojos; aunque multipliquen sus oraciones, no las escucharé, pues tienen las manos llenas de sangre». (Is. 1:15 NVI). Al comentar este pasaje Ron Allen y Gordon Borror dicen: «Es posible que se puedan hacer las cosas debidas pero hacerlas debidamente, si el corazón no está en sintonía ante el Señor. son manos santas las que alzamos al Señor (1 Tim. 2:8) para bendecir su Santo Nombre e implorar su gracia. Las manos con sangre es una imagen de vidas sucias. De vidas donde hay maltrato a los pobres, abuso a los desafortunados, denigración de las cosas de Dios, incluso el derramamiento de sangre – tales son las marcas que Dios ve en las manos y por las cuales el dice que no son manos santas» (Worship: Rediscovering the Missing Jewel, [Adoración: Redescubriendo la joya perdida])
Aun el más simple acto de permanecer de pie puede ser ofensivo a Dios si no está acompañado de una auténtica devoción en el corazón. En Mateo 6, Jesús denuncia a los hipócritas a quienes les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles para que otros les vean.
Nuestras expresiones externas de devoción deben estar alineadas con las actitudes llenas de fe de nuestra devoción interior. De otra forma en nuestra devoción la adoración no existe. No importa cuántas expresiones corporales podamos hacer, pues serán vanas si no hay un corazón contrito.
Jesús condenó tales actividades hipócritas como si fuesen una adoración sin valor. En Marcos 7:6 dijo: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí»
Que nuestras acciones externas sean un reflejo de nuestra pasión, de nuestra verdad y de nuestro amor hacia nuestro magnífico Salvador.
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