El devocional de hoy

Predicando la verdad

Lectura: Mateo 10:27-33

(Marcos 8:38) Porque cualquiera que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.


El Pastor Martín Niemoeller de Alemania, confesó que cuando los nazis llegaron para arrestar a los comunistas y llevarlos a sus campos de concentración, no dijo nada porque no era comunista. Llegaron por los judíos y no dijo nada porque no era judío. Llegaron por los unionistas y no dijo nada porque no era unionista. Llegaron por los católicos y no dijo nada porque no era católico. Por fin llegaron por él, y no había nadie que hablara para defenderle. ¡Se había arrestado a todos!

De la misma manera, en una ocasión cuando Khrushchev era el primer ministro de La Unión Soviética, él estaba dando un discurso delante del Soviet Supremo. Durante el curso de su platica, en el cual criticaba duramente el fallecido José Stalin, alguien le envió una nota que decía, "¿Y qué hacías tú entretanto que Stalin cometía todas estas atrocidades?"

Al leer la nota, Khrushchev gritó, "¡Quién me ha enviado esta nota!" El silencio de un sepulcro descendió sobre el congreso y nadie decía nada. El primer ministro volvió a hablar y dijo, "Daré un minuto para que se ponga de pie el autor de esta misiva". Pasaron los segundos y nadie movió de su lugar. "Muy bien", por fin dijo Khrushchev, "Te diré lo que estaba haciendo. Estaba haciendo exactamente lo que el autor de esta nota esta haciendo, ¡Absolutamente nada! Tenía miedo de ser contado entre los que resistían lo malo."

Dios no nos ha llamado particularmente a la política. Pero si predicamos fielmente La Palabra de Dios, es inevitable que sean expuestas a la luz las obras del maligno que se realizan en nuestra sociedad moderna y como consecuencia, tendríamos que resistirlas. Si rehusamos declarar toda la verdad de La Palabra Viva, en realidad somos participantes de las mismas obras malévolas. Es así porque la Biblia nos dice, "Los que abandonan la ley alaban a los impíos, pero los que guardan la ley luchan contra ellos." (Proverbios 28:4)

Hoy nosotros, como creyentes en Jesucristo libres del dominio de las tinieblas, tenemos la obligación de anunciar a todo el mundo Él que ha vencido el poder del pecado y ha venido para destruir las obras del maligno. Si la iglesia descuida la encomienda divina de predicar el evangelio a toda criatura, la obra del maligno se multiplicará de tal manera que un día nuestras vidas y la libertad que ahora gozamos serán amenazadas o quitadas. 

¿QUÉ TENEMOS QUE HACER PARA QUE EL MALIGNO REINE? ¡NADA!

(Mateo 10:34) No penséis que vine a traer paz a la tierra; no vine a traer paz, sino espada.


Prince Parker

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