Polémicos sucesos sacuden a la Iglesia Anglicana

El reciente nombramiento de Sarah Mullally como nueva arzobispa de Canterbury ha provocado un verdadero terremoto en el seno de la iglesia anglicana. Su postura abierta hacia la bendición de uniones entre personas del mismo sexo y su defensa de la inclusión dentro del clero han encendido las alarmas entre los sectores más conservadores del anglicanismo, especialmente en África.
Varios líderes eclesiásticos africanos anunciaron su separación formal del liderazgo de Canterbury, calificando la elección de Mullally como una ruptura con la enseñanza bíblica sobre el matrimonio. Desde Nigeria, Kenia y Uganda, las voces disidentes afirmaron que esta decisión “abandona la autoridad de las Escrituras” y pone fin a la comunión con Inglaterra tras siglos de vínculo espiritual.
Iglesia Anglicana y crisis de unidad
La iglesia anglicana, que históricamente ha representado una de las mayores ramas del cristianismo protestante, enfrenta ahora un nuevo cisma. Mientras en Europa se celebra lo que muchos llaman un “avance hacia la igualdad”, en África el sentimiento es de traición. Los obispos africanos argumentan que el liderazgo británico ha optado por agradar a la cultura antes que obedecer la Palabra de Dios.
En medio de esta división, el escenario ecuménico también se ha movido. Recientemente, el rey Carlos III se reunió en el Vaticano con el papa Francisco, en un gesto que algunos observadores interpretan como una muestra de acercamiento espiritual entre ambas tradiciones. Durante el encuentro, ambos participaron en una oración conjunta que incluyó el Padre Nuestro, algo que generó reacciones encontradas entre los creyentes anglicanos.
Varios sectores dentro del protestantismo británico lamentaron este acto, considerando que el monarca, al orar junto al papa, “ha negado el Evangelio y despreciado las Escrituras”. Para ellos, la unidad visible entre religiones no puede basarse en gestos simbólicos si no hay fidelidad doctrinal a la enseñanza de Cristo.
Con el liderazgo de Mullally, la iglesia anglicana se enfrenta a su mayor crisis en décadas. Mientras algunos defienden la inclusión como signo de progreso, otros ven en ella una peligrosa desviación de la verdad bíblica. El futuro del anglicanismo dependerá de si logra reconciliar su diversidad sin comprometer su fe en la autoridad de la Palabra.

EL ANGLICANISMO VA CAMINO A LA APOSTASÍA BAJO EL LIDERAZGO DE SARAH MULLALLY, EL LOBBY LGBT Y LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO SE HA INFILTRADO EN LA IGLESIA ANGLICANA CORROMPIENDO Y TRAICIONANDO AL PUEBLO DE DIOS.