Percibiendo, desinfectando y sobrespiritualizando la Navidad
Es muy difícil, por no decir no imposible, exagerar el significado de la Encarnación.
No en vano a lo largo de los siglos escritores, poetas y filósofos han tratado de encontrar las palabras que reflejen adecuadamente el misterio, el poder y la belleza de Jesús encarnado como Emmanuel, Dios con nosotros.
El milagro y el significado de la Encarnación puede llegar a ser tan difícil de comprender que algunos aprecian la Navidad reduciendo la verdadera historia de este evento. Incluso las canciones y las reflexiones que hacemos sobre la Navidad no logran que la gente reflexione acerca de que Dios vino a habitar entre nosotros.
A veces centramos la Navidad en lo que percibimos
Estos sentimientos están ligados a la percepción de nuestros sentidos. Lo que vemos, lo que oímos, lo que gustamos y olemos en Navidad. Decoraciones deslumbrantes, el sabor galletas recién horneadas, la flor de nochebuena, reuniones familiares, luces parpadeantes, villancicos navideños, tarjetas, el olor de árboles de navidad naturales, regalos muy bien envueltos y un largo etcétera. Todas estas tradiciones navideñas son una expresión de gracia colectiva que por naturaleza no son malas. En mi familia hemos mantenemos muchas de estas tradiciones. Sin embargo, las tradiciones hechas por el hombre no son toda la historia, ni siquiera el sentido principal de la Navidad y no logran resolver nuestros problemas o satisfacer nuestras necesidades más profundas.
A veces desinfectamos la Navidad
Desinfectamos la Navidad porque presentamos una versión perfecta. Describimos el evento que ocurrió en Belén hace más de 2000 años en una forma tan hermosa como si fuese un libro de cuentos. Algo así como la imagen que acompaña este escrito. La paja en el pesebre está fresca y limpia. No se habla del cordón umbilical ni de la sangre que genera una nacimiento.
Es una «noche silenciosa». Misteriosamente no huele a estiércol. José y María lucen tranquilos, frescos y serenos. Es una noche en la que todos van a dormir muy bien. No hay controversia ni especulaciones la forma como nació este niño. Es una forma atractiva de presentar la Navidad que no deja de ser un reduccionismo de la realidad. Jesús nació en medio de la inmundicia, la incertidumbre y del pecado. Nos olvidamos de que en lugar de venir a los que tienen buenos sentimientos y se encuentran bien abastecidos, Jesús vino y se identificó con los rechazados, los calumniados, los indefensos y los pobres.
A veces sobrespiritualizamos la Navidad
Sobrespiritualizar la Navidad es ignorar que es una historia conmovedora y la utilizamos para promover virtudes generales como la hermandad, la paz, la alegría, la generosidad y el amor. Sin olvidar la tolerancia, por supuesto. Nuevamente, no critico que a pesar del énfasis comercial que se ha puesto a esta época del año en nuestra cultura se reserve un tiempo para celebrar con nuestros seres queridos y felicitarnos mutuamente. Sin embargo no seremos capaces de percibir el verdadero sentido de la Navidad si no vamos a su raíz. No entenderemos lo que es el amor si sólo nos vemos a nosotros mismos y nuestras buenas obras. Comprenderemos la verdadera dimensión del Amor contemplando a Jesús que vino al mundo para dar su vida por nosotros (1 Juan 3:16). Predicar o cantar sobre la paz sin reconocer nuestra necesidad del Príncipe de la Paz es enfocarnos en una paz superficial.
Cataclismo diario
Quizás muchos de nosotros ya hemos reflexionado sobre el verdadero significado de la Navidad y cómo podemos explicar este mensaje. No obstante en este inmenso ministerio siempre hay cosas que nos dejan perplejos. La Gloria de Dios no es algo para un par de semanas al año sino es un cataclismo que nos debería afectar diariamente.
- Jesús, el eterno Hijo de Dios que antes del tiempo fue adorado por innumerables ángeles, dejó de lado su gloria y para venir al mundo utilizando como canal a una joven que Él había creado.
- No vino al mundo en un contexto del siglo XXI con médicos capacitados, instrumentos esterilizados y monitores fetales, sino en siglo I en un pesebre lleno de moscas, excrementos de animales y suciedad.
- La plenitud de la Deidad tomó lugar de residencia en el cuerpo de un bebé que lloraba.
- Quien habló en la creación del universo permaneció en silencio, incapaz de pronunciar una sola palabra.
- Vino por su propia decisión y la única intención de redimir a una raza caída y rebelde a través de su perfecta obediencia, su muerte sustitutiva y su resurrección victoriosa.
Cuando compartamos con otros el mensaje de la Navidad, asegurémonos de ayudarles a comprender qué nada lo más maravilloso de esta época del año es Cristo.
Retazos sobre la Encarnación del Verbo de Dios
A continuación presento algunos extractos que nos ayudarán a meditar más sobre el misterio de la Encarnación.
La Palabra de Dios incorporal e incorruptible e inmaterial vino a nuestro mundo, aunque tampoco antes se hallaba lejos, pues nunca parte alguna del universo se hallaba vacía de él, sino que lo llenaba todo en todas partes, ya que está junto a su Padre llena todas las cosas que son. Pero ahora entró en el mundo de una manera nueva, posicionándose a nuestro nivel en Su amor y revelándose a nosotros mismos. (Atanasio, La encarnación del Verbo)
Dios de Dios, Luz de la Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado de la misma naturaleza del Padre. (Credo de Nicea)
El Hijo de Dios descendió milagrosamente del cielo, sin abandonar el cielo. Se complació en ser concebido milagrosamente en el vientre de la Virgen, vivir en la tierra y morir colgado en la cruz, y sin embargo siempre llenó el mundo desde el principio. (Juan Calvino, ohn Calvin, Institución de la Religión Cristiana II, xiii, 4)
Ved al eterno Hijo De Dios, inmortal Hijo de Hombre,
¡morando ahora en un lugar terrenal que el cielo no puede contener!
Asombraos cielos y mirad esto, ved al Señor de los cielos y de la tierra
Humillado en el polvo y que yace en un pesebre. (Charles Wesley)
Aquí está la sabiduría: cuando yo estaba deshecho, sin voluntad de volver a Él,
y sin intelecto para elaborar un plan de liberación, Él vino,
Dios encarnado, para salvarme hasta lo supremo,
como hombre para morir mi muerte,
para derramar sangre satisfactoria en mi nombre,
para elaborar una justicia perfecta para mí,
en Él Tú me has dado tanto que el cielo no me puede dar más. (El Valle de la Visión)
Suavemente deja su gloria y nace para que el hombre no muera más.
Nace para levantar a los hijos de la tierra, nace para darles un segundo nacimiento. (Charles Wesley)
Pero, cuando se cumplió el plazo,Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, 5 para rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como hijos. (Galatas 4:4-5)
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14)
¡Venid y adoremos a nuestro Señor!
[pill-ai]
Muy buena esta reflexion, el autor sin caer en el delirio persecutorio de ciertos evangélicos contra la Navidad, expone el motivo real por el cual hay que celebrar la venida del Mesías al mundo
muy interesante y poderoso, hoy mas que nunca en estos tiempos .