Del escritorio de Julio Ruíz

La fe restauradora

La fe restauradora

Nehemías 2:1-10 nos enseña lo que es la fe restauradora

En la entrega anterior dejamos a Nehemías llorando y orando después de oír acerca de las ruinas de Jerusalén, y pidiéndole a Dios su guía y dirección para un programa de recuperación. Hoy vemos a este hombre levantándose del quebrantamiento y poniendo manos a la obra. En la última parte de su oración Nehemías nos dejó esta frase: “…concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón” (1.11), y eso es lo que ahora hace en este capítulo al poner en la marcha “la fe restauradora”.

En este mismo capítulo vamos a ver las áreas dañadas de la ciudad que ameritaba ser reconstruidas. El muro en el suelo y las puertas quemadas es un reflejo de una total destrucción y la necesidad de una restauración.  Y este llega a ser también un cuadro de las áreas dañadas y arruinadas de nuestras vidas, necesitas de una completa restauración.  

Hay muchas vidas en este momento que se encuentran en una gran ruina de su alma. Han perdido el rumbo, y están abiertos a los ataques de cualquier fuerza destructiva y hostil. Es posible que todavía estén sujetos a la esclavitud de ciertos hábitos no controlados. Sin embargo, al activar la vida de oración y pedir ayuda como lo hizo Nehemías, debes esperar una respuesta, porque Dios hará algo.   

En la actitud de Nehemías hay enseñanzas confortadoras para enfrentar también lo que debe ser restaurado. En este capítulo Nehemías nos muestra la actitud de un hombre que desea ver un futuro mejor, la actitud de alguien que no se limita ante una gran autoridad, porque conoce al Dios de la autoridad absoluta. Es la actitud de un hombre sin temor para reconstruir los muros arruinados. Pero, sobre todo, es un hombre con una fe inquebrantable. Veamos cómo opera ese tipo de fe.  

Enfrenta el temor al fracaso

Y como yo no había estado antes triste en su presencia

Nehemías 2:1. Antes de comentar esta declaración es bueno ver los tiempos donde Nehemías se movía. En el capítulo anterior, el historiador del libro habló del mes de “Quisleu”, que es un equivalente al mes de diciembre, y ahora habla del mes de Nisán, que es una referencia al mes de abril.

Observemos este detalle, Nehemías duró cuatro meses con una gran carga emocional en su corazón. ¿Por qué tanto tiempo? ¿Por qué no vino antes a exponerle al rey su dolor? Porque en todo este tiempo Nehemías vivió bajo un temor de revelar lo que sentía su corazón, por no ser oído o fracasar en el intento. Ahora note la frase “no había estado antes triste en su presencia”.  

En las cortes de los reinos antiguos era prohibido estar triste en la presencia del rey. Se creía que el rey era una persona tan maravillosa que tan solo con estar en su presencia todos los problemas se iban. De esta manera, la tristeza de Nehemías pudo ser como un terrible insultó al rey. Y los temores de Nehemías son los que muchas veces atraviesa nuestra débil fe. ¿Cuáles temores?

A veces hay temores de alguna enfermedad repentina, o por  las carencias económicas; en algunos hay el temor de sufrir  pueda rechazo y discriminación por ser extranjero. La fe restauradora pasa por estos tiempos.

Entonces temí en gran manera

Nehemías 2:2b. Con estas palabras Nehemías reflejaba una conmoción interna debido a sus emociones alteradas. Pero ¿por qué este gran temor?  Porque Nehemías supo que el rey había notado su tristeza, y lo tomó muy en serió. En ese momento Nehemías debió haberse preguntado si las siguientes palabras del rey serían, “¡córtenle la cabeza!”.

Por ese puesto como copero del rey, en ese oficio debería estar un hombre de integridad y confiabilidad ilimitada. El rey confiaba en él para mantenerlo a salvo. Su posición debería estar siempre por encima de toda sospecha. Su temor debió ser extremo. La tristeza de Nehemías era una causa de sospecha y de desconfianza de parte del rey, por lo tanto, su vida estaba en peligro. 

Nehemías estaba debilitado por dos asuntos: la noticia de la destrucción de la ciudad, y por la reacción del rey ante su estado. Y es aquí donde su fe, o se desmorona, o se agiganta. La fe, o fracasa por la preocupación, o se levanta en esperanza. La fe para que sea fuerte necesita pasar por esos momentos difíciles, muchos de ellos llenos de temor, pero esa fe al final triunfa. Además, a fe que primero se contacta con el Rey de los cielos, pasará el temor de enfrentarse al rey terrenal.  

Pide a Dios antes de pedir al rey

Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides?

Nehemías 2:4a. Uno puede imaginarse a Nehemías en toda esta escena. Sus nervios fueron extremadamente probados. Pero fue honesto al responder al rey el motivo de su tristeza, cuando dijo: “¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? v. 3.

Cuando el rey supo acerca de su dolor y tristeza, en lugar de tomar otra medida, hizo la pregunta que seguramente Nehemías esperaba: “Qué cosa pides?”. La pregunta hecha por el rey es como el triunfo de su fe, como un cheque en blanco, porque antes que el rey hiciera, ya Nehemías tenía cuatro meses pidiendo a su primer Rey antes de pedir al rey terrenal. No sabemos por qué Nehemías se demoró en llevar su problema al rey. 

Sin embargo, como era un hombre de oración aguardará el momento cuando el Señor lo indicará. Vea esto, su hermano y la comitiva le dieron la noticia en diciembre, pero no fue sino hasta abril cuando él vino al rey. Necesitamos este ejemplo porque somos criaturas impacientes. ¡Queremos que nuestras oraciones sean contestadas mañana, o incluso ayer! La fe confía en la oración, pero quién responde la oración es Dios.

2. “Entonces oré al Dios de los cielos…”

Nehemías 2:4b. Nuestro tema lo hemos titulado: La Fe Restauradora, y aquí seguimos viendo la actuación de esa fe. Nehemías había orado cuatro meses, pero en ese momento requirió de una profunda fe para que su Dios le revelara cómo tenía que pedir al rey, y fue después de esa solicitud cuando oró “al Dios de los cielos…”.

Antes de pedir al rey él oró en ese momento otra vez a Dios. Usted debe notar que esta oración no duró una hora, media hora o cinco minutos; esa oración fue de segundos, porque el rey esperaba una respuesta. ¿Se da cuenta la importancia de esto? ¿Se da cuenta cómo trabaja la fe con la oración? Seguramente Nehemías no abrió sus labios para pronunciar algunas palabras, simplemente oró en su corazón.

Sobre esta oración el predicador Spurgeon comentó: “La oración de Nehemías fue como un parpadeo -intuitiva, pero eficaz- y fue una oración que prevaleció con Dios. Artajerjes nunca se enteró que Nehemías oró, aunque solo estaría a un metro de él. Nehemías ni siquiera movió los labios (como Ana) ni cerró los ojos…Para escuchar nuestra oración, Dios no se fija cuánto dura, si no en lo sincera que es…” (Biblia de Estudio). La fe nos mueve a orar, pero deja a Dios obrar.

III.           PRESENTA UNA PROPUESTA PARA SU ÉXITO

Si le place… envíame a Judá… y la reedificaré

Nehemías 2:6. Santiago dijo que “la fe sin obras es muerta” y eso se pone en evidencia con la determinación de Nehemías al proponerle al rey su deseo de ir al sitio mismo para la reconstrucción. Nehemías se manejó con mucha sabiduría hasta este punto.

El amor por su pueblo en ruinas lo llevó a pedirle permiso a su rey, y ausentarse para ir a ellos y reedificar la ciudad. Lo notorio de esta propuesta es el ofrecimiento de Nehemías de ir así mismo en semejante misión. Ya sería un gran éxito si el rey le hubiera provisto a Nehemías los recursos para la reedificación de los muros, y haberlos enviado con su hermano Hanani y los demás judíos, pero no fue así.

Nehemías se puso al frente de esta obra. Y cuando la fe restauradora se pone en marcha, los resultados no se dejan esperar. Mire la reacción del rey con la propuesta: “Y agradó al rey enviarme, después que yo le señalé tiempo” v. 7b.

El rey en lugar de quitarlo del puesto se entusiasmó con lo que oyó, y decidió apoyarlo. Cuando actuamos con honestidad, y con una fe inconmovible, la respuesta llega a ser como esta. Debemos creerle a Dios. Él se agradará de honrar nuestra fe cuando nuestro corazón está en sintonía con el suyo. ¡No lo dude!

Carta para los gobernadores… para Asaf… y gente de acaballo

Nehemías 2:7-9. Todos estos textos nos hablan de un hombre con un plan, y a Dios le agrada trabajar con hombres determinados para convertir su fe en realidad. La fe restauradora, además de ser audaz, debe trabajar. Nehemías sabía cuán grande era la obra para acometer. Es más, no solo era grande, era monumental. Los recursos requeridos para esa reconstrucción eran necesarios también.

Las cartas exigidas al rey tenían el propósito de conseguir los recursos de la madera para levantar las puertas quemadas con el fuego, pero también tenían el propósito de ser protegidos mientras se daba todo el viaje. La fe de Nehemías se hizo grande al demandar todos estos recursos y la manera como les fueron concedidos. Al final Nehemías va a emprender su viaje, pero no lo hará solo, vino con una escolta militar completa.

De este relato se desprende que él vino con toda la autoridad del trono de Persia detrás de él. Esto demuestra que, si nos proponemos cambiar algo en nuestras vidas para mejor, tenemos la plena autoridad del trono de Dios detrás de nosotros; así podemos proceder con plena confianza en el poder invisible, pero muy real de Dios, respaldando nuestro esfuerzo.

Cuenta con la mano guiadora de Dios

Para proveer lo necesario

Nehemías 2:8.  En esta historia de “la fe restauradora” definitivamente vemos a un rey pagano siendo usado para bendecir al pueblo de Dios a través de un hombre como Nehemías, pero esta mano dadivosa del rey no fue movida a menos que la mano de Dios haya intervenido.

Hay algo interesante en esta historia y es el hecho de ver a la esposa del rey a su lado, y ¿por qué se menciona a ella (v.6)? Algunos sostienen que esta reina pudo ser una hija de Ester, de esta manera ella sería usada por la mano de Dios para influir en el rey y contar con los recursos para tan grande obra. He aquí la manifestación de la soberanía de Dios.

Definitivamente él es capaz de usar los recursos que están en manos de los paganos para bendecir a su pueblo. Eso quedó también comprobado con reyes como Ciro, quien permitió el regreso de los judíos del cautiverio a su ciudad de Jerusalén, y con ellos, los recursos para la reconstrucción del templo.  Tomemos esta historia para sacar una gran lección.  Dios puede proveer para nuestras necesidades en formas totalmente inesperadas o improbables. Él usará lo que uno menos puede imaginarse para la provisión necesaria. Nuestra fe debe ser tal que no dudemos a quien usará Dios para bendecirnos.

Para defenderlo de los enemigos

Nehemías 2:10. Cada vez que nos proponemos arrancar con fe para levantar “los muros caídos”, cualesquiera sean ellos, vendrá una oposición. Observe cómo hasta ahora las cosas fluyen con Nehemías y su determinación de ir a Jerusalén, pero la presencia de Sanbalat y Tobías “les disgustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel”.

A estos dos hombres no les afectaba en nada la condición en ruinas en las que se encontraba Jerusalén.  Aunque el templo estaba ahí, y se llevaba a cabo la adoración, eso estaba bien, siempre y cuando el pueblo de Dios no estuviera fuerte, seguro y libre de estrés. Esta oposición no se había levantado antes, se activó cuando comenzó el progreso, y la posibilidad de hacer algo por la alicaída ciudad.

He aquí uno de los problemas a los que se enfrenta “la fe restauradora”. Al momento cuando usted se activa para hacer algo por usted mismo o para alguien, se encontrará con un “Sanbalat y un Tobías” quienes se opondrán a tus anhelos, buenos propósitos y determinación de cambiar aquello que ha sido derribado o destruido en tu vida. Pero la buena noticia de todo esto es que “la bondadosa mano de mi Dios” está sobre nosotros. ¡Alabado sea Él!

La fe restauradora

Los miedos de Nehemías fueron razonables al principio de este pasaje, pero en la medida que se enfrentó al rey, y este le dio su confianza, activó la oración más corta que se conozca, y luego, a través de una fe audaz y valiente, también activó un plan de restauración. Esa clase de fe era necesaria para el futuro trabajo que le venía en Jerusalén, siendo también esta fe requerida para lograr restaurar aquello donde la mano del enemigo ha sido dura en nuestras vidas.

Considere el ejemplo de Job. La ruina de sus bienes, familia y hasta su propio cuerpo, fue por la mano de Satanás. Pero fue en medio de su condición que pronunció una de las palabras más llenas de esperanza: “He aquí, aunque él me matare, en él esperaré; no obstante, defenderé delante de él mis caminos…” (Job 13:15). Al final fue esa fe inquebrantable la que lo trajo a una restauración total (Job 42:10-17). La fe de Nehemías logró convencer al rey, y activar la mano de Dios, para la restauración. La oración empujada por la fe será usada por Dios para la restauración.


Estudios de la serie: Levantemos los muros

1: El camino de la restauración
2: La fe restauradora
3: El desafío de la misión
4: ¡A levantarse todo el mundo!
5: ¡Que se mantenga el ánimo!
6: Cuando el enojo es necesario
7: Vayamos hasta el final
8: Renovados por la Palabra
9: Decisiones correctas

Julio Ruiz

Venezolano. Licenciado en Teología. Fue tres veces presidente de la Convención Bautista en Venezuela y fue profesor del Seminario Teológico Bautista de Venezuela. Ha pastoreado diversas iglesias en Venezuela, Canadá y Estados Unidos. Actualmente pastorea la Iglesia Ambiente de Gracia en Fairfax, Virginia.
Suscríbete
Notificado
guest

0 Comments
más antiguos
más nuevos más votados
Feeback en línea
Ver todos los comentarios
Botón volver arriba
0
Nos gustaría conocer tu opinión sobre este artículox

Bloqueador de anuncios detectado

Los gastos ocasionados para mantener entreCristianos en forma gratuita dependen en gran parte de la publicidad que ofrecemos. Para poder leer nuestro contenido te pedimos que por favor desactives el bloqueador de anuncios para nuestra página