Hace algunos años, un grupo de estudiantes universitarios elaboraron una lista en la que expusieron las razones por las cuales no apoyaban el uso de los himnos en la adoración de sus congregaciones. Con toda sinceridad expresaron que los himnos no contribuían a la alabanza y a la adoración y que por el contrario los coritos o los cantos de alabanza ayudan enormemente al fluir en el Espíritu.
Aunque no encontramos en las escrituras una frase como tal el «fluir del Espíritu» es algo bueno pues se entiende que es actuar y ser guiados bajo la influencia del Espíritu Santo cuando adoramos a Dios. Jesús dijo que el Padre busca aquellos que «adoran en Espíritu y verdad» (Juan 4:23). Pablo añade que somos aquellos que «adoramos en el Espíritu de Dios» (Filipenses 3:3). «Fluir en el Espíritu» debe ser resistirse a dejar que nuestros hábitos, ideas o acciones oscuras resten valor a lo que el Espíritu Santo quiere hacer.
Pero ¿qué es lo que el Espíritu Santo quiere hacer? Para muchos este fluir del Espíritu se ha convertido en una actitud emocional caracterizada por llorar, alegrarse, palabras proféticas, tiempos de espera, etc. Todo esto pueden ser signos que demuestran que el Espíritu de Dios está actuando y nosotros respondiendo.
Sin embargo la obra del Espíritu es algo más que un evento sujetivo. Antes de dejar a sus discípulos Jesús les dijo: «Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar. Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir» (Juan 16:12-13 NVI). Es de notar que el Espíritu de Dios es enviado no a guiarnos hacia experiencias y sentimientos sino a toda verdad. Juan se refiere tres veces en su Evangelio y una vez en sus cartas al Espíritu Santo como el Espíritu de Verdad.
Esto no significa que Dios esté en contra de las experiencias y las emociones. Simplemente se preocupa que mantengamos las cosas en su lugar. Las emociones y las pasiones dirigidas por Dios fluyen en forma natural cuando nuestras mentes comprenden algún aspecto de la verdad de Dios. La acción del Espíritu de Dios se inicia y se fomenta en la medida que nos alimentamos de la Palabra de Dios.
El pastor y autor de varios libros John Piper ha dicho, que el Espíritu nos permite «pensar realmente para que podamos sentir correctamente». Creo que hay muchos que son ricos en teología y que pueden ser una excelente manera de lograr esto.
No sé si estos estudiantes universitarios eran conscientes de esto o no, pero la verdad es que a veces sin querer podemos adoptar una actitud arrogante cuando pensamos que las generaciones anteriores a la nuestra no entendieron la obra del Espíritu Santo como la entendemos nosotros el día de hoy. Que Dios evite que tengamos mentes tan cortas como para que pensemos que lo que Dios está haciendo en nuestras vidas es más importante que lo que ha hecho en el pasado. Simplemente nosotros nos apoyamos sobre las bases de aquellos que han ido antes nosotros, y todos juntos estamos construyendo sobre Jesucristo la Roca que es el mismo ayer, hoy y siempre.
¡Que Dios te sorprenda con su rica misericordia!
Bob
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