El llamado del músico cristiano (5a. Parte)
En nuestra columna anterior, comenzamos a enumerar las formas que diferencian a un músico cristiano de los músicos del mundo. Es obvio que estas diferencias son algo más que el estilo como nos vestimos o la forma como hablamos. El llamado de Dios en la vida de un músico comienza con sus actitudes interna y en sus deseos que al final se manifiestan en sus pensamientos y en sus acciones. Vimos como primera diferencia el hecho que nos distingue más el amor a Dios que el amor al arte.
La segunda diferencia es que los músicos cristianos ven a la música como una forma de servir
a Dios en lugar de ser un canal para promoverse. Hay muchos músico que ven la «vida en el escenario» no como algo insignificante sino mas bien como un lugar de auto-glorificación, orgullo, diner y otras cosas de beneficio personal que a la larga acarrean a la fama. Un buen amigo mío que toca el sintentizador y es parte de nuestro equipo recientemente me envío por correo electrónico los siguientes pensamientos:
«Revisando un poco mi vida antes de convertirme (hace ya mucho tiempo), me consumía el deseo de tocar. Tocar el instrumento era para mí como una droga. Podía tocar por horas y no tenía necesidad que alguien me escuchase. Sin embargo recuerdo que en mi mente tenía la idea que algún día estaría frente a una audiencia que me escucharía y le gustaría lo que tocaba»
Hace algunos años, cuando formaba parte de la banda cristiana GLAD, pasaba incontables noches sin poder dormir soñando despierto viendo a multitudes cantando los cantos que he compuesto. Pasó algo de tiempo y con algo de Su gracia Dios me ayudó a pulir un poco mis motivaciones.
En relidad me impulsaba una lujuria hacia la fama y para ser reconocido, incluso mientras hacía «ministerio». Cuando nuestros pensamientos de la forma como ejecutamos la música se asocian a nuestra propia alabanza en lugar de servir humildemente a otros, estamos permitiendo que el mundo nos meta en su «prensa para moldearnos»
Los músicos cristianos son distintos a los que están en el mundo. Ellos ven a la música como un servicio en lugar de como un bien. In 1995, el cantante pop Sting compartió los siguientes pensamientos en el inicio de la ceremonia en la Escula de Música Berklee.
«Si alguna vez se me preguntase si soy religioso, contestaria «Sí soy un músico devoto. La música me pone en contacto con algo que va más allá de lo intelectual, algo que puede ser descrito como sacro… No me canso de escuchar los Adagios de Samuel Barber o los de Faure o las piezas de Otis Reddings. Estas piezas me hablan en el lenguaje religioso que entiendo. Me inducen a un estado de meditación y de silencio»
Mientras que muchos músicos comparten la perspectiva de Sting y se afanan en conseguir trabajo, dinero, relaciones, fama y recreación y su fe está basada en el éxito musical, los cristianos están llamados a disfrutar y hacer música sin adorarla.
Por último, un músico que adora al Verbo que se hizo carne, entiende que las la música puede conducirnos a emociones subjetivas.
¿Podrá alguien negar el efecto que la música produce en nosotros? El mundo dirá que este efecto es temporal y es controlado por quien ejecuta las notas musicales. Pero el músico cristiano entiende que esas emociones pueden ser engañosas y temporales.
La música nos mueve de una forma poderosa. Sólo las escrituras pueden darnos limites firmes y definidos que puedan definir nuestras experiencias emocionales.
En nuestro próxima entrega continuaremos un poco más alla en el tema que estamos desarrollando
Para Su Gloria
Bob Kauflin
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