El conflicto de una iglesia dentro de la iglesia
En el otro lado de la línea telefónica me hablaba un jóven pastor que me contaba su caso tratando de buscar una ayuda externa. Lo que me contaba era algo muy triste, una conversación que ya había tenido con otros en el pasado. El hecho es que era un pastor que había sido contratado para lograr que los adolescentes de la iglesia siguiesen atendiendo a la iglesia porque era notorio que la juventud estaba dejando de asistir.
Al cabo de pocos años el ministerio de jóvenes había crecido de una manera asombrosa, los cultos para jóvenes impactaron la ciudad por su buena música y la excelente predicación. Con el tiempo estos cultos se conviritieron en servicios jóvenes adultos debido a la gran cantidad de estudiantes universitarios de la ciudad que comenzaron a asisitir. Poco a poco muchos de sus asistentes veían el servicio como un culto alternativo y no como un departamento de la iglesia De esta manera muchos consideraban esas reuniones como su iglesia y no tenían ninguna conexión con los servicios "principales" u otros programas de la Iglesia.
Eventualmente el servicio alternativo comenzó también a atraer a adultos por la energía que fluía de los jóvenes recien convertidos, la música inspiradora y el carismático pastor. Estos adultos comenzaron a considerar que sus ofrendas deberían ser utilizadas a las necesidades de este culto alternativo. En la junta directiva de la iglesia se discernía que Dios había puesto su mano sobre este culto alternativo y sobre el jóven pastor y por ello decidieron hacer oficial la "iglesia dentro de la iglesia" con liderazgo y finanzas propias pero que permaneciese bajo la autoridad de la iglesia madre.
Al principio el pastor de la Iglesia parecía apoyar esta obra, pero su entusiasmo se desvaneció. Cuando el servicio alternativo creció lo suficiente, el pastor de jóvenes pidió permiso para que las reuniones se hiciesen en la sala principal de la iglesia en lugar de la sala para jóvenes con el fin de dar cabida a la creciente congregación. El hecho que una persona jóven y entusiasta predicase en el mismo púlpito de el, hizo que el pastor de la iglesia se sintiese amenazado y por ello expuso al comité de ancianos las siguientes preguntas: ¿Debemos permitir que esto siga creciendo y posiblemente el resultado sea la división de la iglesia? ¿Deberíamos integrar al pastor de jóvenes y a sus líderes de adoración los servicios de la iglesia "principal" y permitir una diversidad de estilos en los servicios dominicales? ¿Debemos enviar al pastor de jóvenes a plantar su propia iglesia y de esta manera minimizar el riesgo de perder líderes en el futuro? ó más bien ¿Deberiamos permitir al pastor de jóvenes a continuar estos servicios pero limitar su crecimiento no permitiendo el uso de la sala principal de la iglesia?
Para ayudarles a prevenir este escenario en la iglesia creo que es muy importante que los líderes de las iglesias ante hechos similares debería más bien hacerse una simple pregunta ¿Que es lo que Jesús quiere?
Esto es importante ya que Jesús es el Pastor de la Iglesia (1 Pedro 5:4), y es por ello que los líderes en la iglesia deben dejar a un lado sus deseos y sus agendas para buscar la voluntad de Jesús. Creo que en el contexto de este escenario, lo líderes de ambos bandos deben dejar sus intereses propios y simplemente preguntarse que es lo que Jesús quiere y humildemnte hacer lo que Él pide.
Es más, esta pregunta se debe hacer desde el principio con el fin de prevenir esta clase de situaciones. Es por ello que es muy sabio que cualquier congregación que esté considerando comenzar un servicio para jóvenes adultos, de servicio alternativo, de "iglesia dentro de la iglesia o de servicio emergent, se haga primero esta pregunta de manera que puedan madurar si efectivamente Dios bendice la idea y permite su crecimiento.
Mark Driscoll es pastor de Mars Hill Church en Seattle, Wash., y fundador de la red Hechos 29, una rede de plantadores de iglesia. También es un columnista regular en la sección de Fe y Valores del Seattle Times.