Mientras llega el torbellino
Elías es uno de los profetas más fascinantes de las Escrituras. Su vida fue todo un torbellino. Desde el momento en que salió de la nada para enfrentarse al rey de Israel, siguiendo con sus aventuras de fe en el arroyo seco y la casa de la viuda, su gran victoria en el monte Carmelo, la huida de la malvada Jezabel, su restauración con la comida de un ángel hasta su larga caminata al monte de Sinaí.
2 Reyes 2:1-14
Ciertamente la vida de Elías fue tempestuosa, tanto así que Dios le mostró en la cueva tres fenómenos naturales: un poderoso viento, un gran terremoto y un fuego, como para decirle que así había sido su vida hasta ahora. Pero al final Dios se le reveló en “el susurro de una brisa apacible” (1 Reyes 19:11, 12). Y es a partir de allí que Elías entenderá que su vida se estaba preparando para ir a su reposo con su Dios. Así que en medio de ese escenario Dios le recuerda a su profeta que está a punto de sacarlo de la tierra v. 1. Al final Elías se irá de la tierra como vivió, en un torbellino. De esto se trata este mensaje.
La vida de Elías
Pero ¿cómo vivió Elías los últimos días de su vida? Por un lado, él no vivió como alguien que le quedaba poco tiempo. Creo que Elías es un gran ejemplo para aquellos de nosotros que estamos esperando ese momento en que también dejaremos este mundo. Si fuéramos honestos, toda persona salva aquí admitiría fácilmente que está esperando ansiosamente el momento en que estará en casa con el Señor en gloria. Pero ¿qué vamos a hacer mientras esperamos?
Al igual que Elías uno de estos días todos nuestros viajes terminarán. Aquellos que sean salvos dejarán este mundo por el camino del cementerio o por el camino del rapto al mejor estilo de Elías. Entonces, hasta que llegue ese día debemos vivir nuestras vidas de tal manera que agrademos al Señor y que honremos siempre su nombre haciendo Su voluntad. Cómo vivir hasta que llegue el momento. Cómo hemos de actuar antes que llegue el torbellino y los carros de fuego del rapto. Qué hacer mientras tanto.
Debemos seguir viviendo la promesa
Podemos ir al cielo sin ver la muerte
2 Reyes 21. Según este versículo, Elías conocía la preciosa verdad de que iba a llegar al cielo sin tener que pasar por la muerte. Este era un privilegio que solo había disfrutado una persona más en la historia de acuerdo con Génesis 5: 21-24. Aquel hombre fue Enoc, el que caminó con Dios y predijo la segunda venida de Cristo (Judas 14, 15).
Estos dos hombres no vieron la muerte y son ejemplos que alguien podría salir de la tierra sin ver muerte alguna. Y lo que les pasó a ellos podía pasarnos a nosotros también. La Biblia nos enseña que habrá un evento futuro conocido como el rapto. En ese momento el Señor Jesucristo regresará en las nubes sobre esta tierra, y Él llamará a Su pueblo a su hogar en el Cielo (1 Ts. 4: 13-18). Este es un evento precioso que podría suceder en cualquier momento (1 Cor. 15: 51-52), y cuando suceda, iremos al cielo sin tener que morir. ¡Eso me emociona!
En esta parte me uno a la oración que hizo Juan en Patmos: » Amén; sí, ven, Señor Jesús.» (Apc. 22:20.) Esta es nuestra más grande y expectante promesa en toda la Biblia. Que vivamos pensando que seremos levantados. Así dice el texto: “Luego nosotros los que vivimos…seremos arrebatados… (1 Tes. 4:.17).
Este es un evento del cual otros lo saben
2 Reyes 2 3, 5, 7. Al leer estos versículos se hace evidente que otros ya sabían lo que pasaría. Los hijos de los profetas lo sabían (vv. 3, 5 y 7). Eliseo lo sabía vv. 2-6. Y por supuesto que Elías lo sabía v.9. De manera que no fue un evento secreto. Era algo de lo que todos los profetas hablaban. Así es con el regreso del Señor Jesucristo. El rapto no es un secreto para todo auténtico cristiano. Esto no es algo que ha estado oculto a los hombres. Jesús ya lo predijo de acuerdo con Juan 14: 3. Pablo, Juan y Pedro escribieron sobre eso (Jn. 14:2-3, 2 Tesalonicenses:2, 2 Pe. 3).
El arrebatamiento está muy bien documentado en la Biblia. Por tanto, no hay excusa para que tome a nadie por sorpresa. No hay excusa para el regreso del Señor Jesucristo. Si eres un hijo de Dios, pero sabes que no andas caminando bien con él, y no te gustaría encontrare con él en esa condición, entonces haz algo distinto para mejorar tus caminos con él.
Si estás perdido y no quieres quedarte acá cuando llegue la Tribulación y después el infierno, ven a Cristo hoy y escapa de ese castigo eterno. Recuerda que este será un evento impredecible. Debes venir a Cristo hoy. Si vienes a Jesús, por fe, Él salvará tu alma y te preparará para su inminente regreso.
Debemos seguir caminando sin hacer paradas
Caminando con propósito
2 Reyes 21-6. Mientras Elías anticipó su partida de este mundo, continuó viviendo como siempre lo había hecho. Continuó caminando en humilde obediencia ante el Señor Dios. Note su declaración, » El SEÑOR me ha enviado … «, vv. 2, 4, 6. Si Elías hubiera sido como muchos en nuestros días, habría pasado sus últimos días en la tierra retirado del servicio.
Habría pasado su tiempo haciendo todas las cosas que no había tenido tiempo de hacer mientras estaba sirviendo al Señor. Sin embargo, Elías conocía una verdad que mucha gente nunca aprende: No hay un llamado más alto que el de seguir al Señor y hacer lo que Él te ordene. Mis hermanos, llegará el día en que podamos dejar de servir al Señor. Pero, aunque sepamos que nos vamos y que nuestra partida podría ser hoy, debemos buscar vivir vidas llenas con la entrega al llamado del Señor. Mis amados, no habrá jamás un día que podamos dejar de servir al Señor. Si se le ha pagado el fuego de su corazón y siente que se la ha apagado el deseo de servir al Señor, permítame animarlo a que vuelva a tomar sus herramientas.
Hay mucho trabajo por hacer. Trabajemos hasta que veamos Su rostro, entonces entraremos en nuestro tiempo de perfecto descanso (He. 4: 9).
Caminando con progreso
2 Reyes 21-7. Mientras el Señor guiaba a Elías de un lugar a otro, Dios estaba llevando al profeta al lugar del cual tenía la intención de sacarlo de este mundo. Estos lugares también le dieron a Elías la oportunidad de recordar su vida y cómo el Señor había obrado en ella de manera tan poderosa y maravillosa. Tomemos un momento para mirar cada uno de estos lugares que visitó Elías y notemos el significado que cada uno tenía para el profeta. Primero Dios lo llevó a Gilgal v. 1. El lugar donde Israel acampó antes de ir a la tierra prometida.
Ese era un lugar de preparación y comunión. Elías tenía que recordar como comenzó todo con él. Después lo llevó Betel vv. 2, 3. Aquel era un lugar santo para Israel. Fue un lugar de encuentro de otros patriarcas a través de los altares levantados allí. Para Elías aquel lugar era de reflexión y recordar que había vivido en total dependencia con Dios. Después lo llevó a Jericó vv. 4, 5. En aquel lugar recordaría el poder de Dios y la victoria de la conquista.
Allí el profeta recordaría sus propias batallas conquistadas. Y finalmente fue llevado al Jordán vv. 6-8. El Jordán representó el final de las jornadas. Para Elías aquel lugar le recordaba como fue su vida y lo que es ahora.
Caminando con la gente
2 Reyes 28-11. Estos versículos cuentan la historia real. Hablan de amistad y compañerismo. Cuando Elías completó sus tareas sobre la tierra, no se apartó de aquellos que podían animarlo. Continuó caminando en comunión con otros creyentes. Esto se ve en el hecho de que visitó las escuelas de los profetas y que caminó con su amigo y socio Eliseo. Elías valoró la importancia de tener a otros en su vida y con quienes podía compartir.
Para nadie es un secreto que tenemos a muchos cristianos al estilo de llaneros solitarios. Demasiados creyentes actúan como si no existiera más nadie en sus vidas. Sin embargo, la verdad del asunto es que nos necesitamos unos a otros. Necesitamos una comunión piadosa y una buena amistad.
Necesitamos la presencia y el ministerio de los otros santos de Dios. Jesucristo, siendo el Hijo de Dios, necesitó de sus íntimos amigos en los momentos de mayor conflicto de su vida cuando oró en el Getsemaní. No fue allí solo, se llevó a tres de sus hombres cercanos para que le acompañaran a orar (Mt. 26: 36-40.
No se aísle de la comunión de los santos. La exhortación de la palabra es a considerarnos los unos a los otros a las buenas obras y a no dejar de congregarnos (He. 10:23-25).
Debemos seguir hasta la bendición mayor
“Te pido que sea yo el heredero de tu espíritu por partida doble” (NVI)
Hay que buscar el carácter de Elías
2 Reyes 29. Eliseo sabía lo que quería. Era un hombre de visión grande. No iba a llegar a ese momento para conformarse con lo que siempre tuvo. No se nos dice mucho de Eliseo antes de la despedida de Elías, pero a partir de allí toda su vida fue un milagro. Sus actos portentosos revelaban que en él reposaba una bendición mayor. Llegó el momento cuando anhelaba escuchar de su padre Elías las palabras “pídeme lo que quieras que haga por ti”. Jesús nos dice lo mismo. Es como si le hubiera entregado un cheque en blanco para poner allí su más grande petición. Eliseo sabía quién era su maestro. Sabía de su espíritu impetuoso, enérgico, valiente, osado, humilde, decidido y lleno de la gracia de Dios. Eliseo quiso ser heredero de aquel carácter. Aquí hay algo que debe decirse. Las cosas grandes que le debemos pedir al Señor no deben ser para gastar en nuestros deleites. Antes que usted le pida un carro lujoso al Señor, pídale un mejor carácter. Salomón le pidió al Señor sabiduría, lo que más se necesita para vivir, y el Señor lo colmó de bienes materiales. ¿Cuál ha sido la más grande petición hecha al Señor?
Hay que esperar por el manto de Elías
2 Reyes 212. Mientras Eliseo va acercándose al momento de la separación estaría pensando con qué otra cosa debería quedarse de aquel a quien llamaría “padre mío”. Observe que Eliseo rompe su ropa y agarra el manto del profeta v. 11. ¿Por qué hizo esto? ¿Cuáles son las lecciones de esta historia para nosotros ahora?
Mis hermanos, una cosa que surge de todo esto es que Dios desea que hagamos cosas mayores en cada generación. El llamado de este texto es a buscar de una manera más grande y osada la bendición. Observe la petición de Eliseo: Una doble porción del espíritu del profeta. Esta no fue una petición para gastar en los deleites de la carne. Una doble porción es pedir que el mismo Espíritu Santo te llene de tal manera que quedes equipado para lo que vienes.
Y ¿cuál fue la respuesta que le dio Elías a su joven profeta? Pues le dejó su propio manto. Yo no se cuánto tiempo vivió Eliseo con el manto de Elías y cómo lo usó, pero de una cosa estamos seguros, Eliseo recibió una señal clara que Dios lo estaba llamando para seguir adelante. Eliseo había cruzado el Jordán con Elías, ahora debe hacerlo solo. Cuando confiamos en el “Dios de Elías” no necesitamos más a Elías. Hagamos la parte nuestra.
Hay que preguntar por el Dios de Elías
2 Reyes 214. Después que Elías fue traspuesto al cielo, Eliseo quiso asegurarse que contaría con el Dios que sostuvo a su maestro, de allí su pregunta: “¿Dónde está el Dios de Elías?”. Pero ¿quién era el Dios de Elías? El Dios de Elías es quien detiene la lluvia. El que provee de aceite y harina en la casa de la viuda.
Es el Dios que resucita al hijo de la misma viuda pobre. Pero también es el único Dios que respondió el día cuando los profetas de baal clamaron a su dios todo el día sin respuesta alguna. Y es el Dios que tiene poder sobre la muerte, pues Elías, su profeta amado, se lo llevó al cielo vivo en una especie de “arrebatamiento” anticipado.
Eliseo no quería saber de otro Dios que no fuera el “Dios de Elías”. La pregunta de Eliseo debe ser la nuestra en este tiempo. Elías conocía muy bien a su Dios. Toda su vida fue una total dependencia de él y aún en su más grande debilidad, Elías le conoció más profundamente. ¿No es esto maravilloso? Si usted cree en el Dios de Elías debe saber que él es un Dios extraordinario. Si usted cree en el Dios de Elías debe estar listo para su arrebatamiento.
Mientras llega el torbellino
El arrebatamiento de la iglesia es una de las promesas más alentadoras de la Biblia. El caso de Elías es un anticipo de lo que viene. Por supuesto que el nuevo arrebatamiento ya no será individual, sino a toda la iglesia del Señor. ¿Espera ese momento? Ahora la pregunta más importante de este pasaje es ¿cómo esperamos ese momento? Observemos que Elías sabía que se no iba a ver muerte y que lo vendrían a buscar del cielo.
Mire todo lo que hizo antes de irse. Si el Señor viniera hoy ¿cómo nos encontraría? Creo que el llamado de esta historia es para que nos levantemos. Hay muchos que no caminan con el Señor y eso debe preocuparnos. Algunos creyentes no están esperando al Señor porque están más preocupados con las cosas de abajo y no en las de arriba.
El llamado de Romanos 13:11-14 es para que nos levantemos. Eliseo sabía que Elías iba a ser arrebatado, sin embargo, desde el mismo momento que supo eso caminó con Elías hasta descubrir una bendición mayor. Ninguno de nosotros sabe el momento, pero una cosa si podemos saber es que mientras llegue el “torbellino” estaremos caminando y trabajando para él.