Inteligencia artificial reescribe la historia de los Manuscritos del Mar Muerto

Un equipo internacional de investigadores ha revolucionado la datación de los Manuscritos del Mar Muerto mediante un sistema de inteligencia artificial llamado Enoch. Desarrollado por la Universidad de Groningen, Enoch combina análisis paleográfico y datación por radiocarbono para estimar con precisión la antigüedad de 135 manuscritos, revelando que muchos de ellos fueron escritos entre 50 y 150 años antes de lo que se pensaba.

Este trabajo publicado en PLoS ONE, no solo ajusta las fechas de los documentos, sino que también sugiere que algunos textos bíblicos podrían haber sido redactados por sus autores originales, lo que tiene implicaciones profundas para la comprensión de los orígenes del judaísmo y el cristianismo.

Manuscritos del Mar Muerto: una nueva perspectiva

Los Manuscritos del Mar Muerto fueron descubiertos entre 1947 y 1956 en once cuevas cerca de Qumrán, junto al mar Muerto. Esta colección incluye más de 900 textos, entre ellos fragmentos de casi todos los libros del Antiguo Testamento, escritos en hebreo, arameo y griego. Considerados uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX, estos manuscritos ofrecen una ventana única al judaísmo del Segundo Templo y al contexto histórico en el que surgió el cristianismo. Sin embargo, las técnicas tradicionales de datación, como la paleografía y el análisis de radiocarbono, presentaban limitaciones, especialmente debido a contaminaciones como el uso de aceite de ricino en los años 50.

Enoch, al analizar digitalmente las formas y trazos de las letras, ha permitido una datación no invasiva y más precisa. Por ejemplo, un fragmento del Libro de Daniel, anteriormente fechado en el siglo II a.C., ahora se sitúa en el siglo III a.C., alineándose mejor con el período tradicionalmente atribuido a su autoría.

¿Qué implicaciones para la historia y la fe tienen los manuscritos del Mar Muerto?

Este descubrimiento no solo reconfigura la cronología de los textos, sino que también desafía las concepciones sobre el desarrollo de estilos de escritura judía, como el asmoneo y el herodiano, que podrían haber coexistido antes de lo que se pensaba.

Además, al situar algunos manuscritos en épocas anteriores, se abre la posibilidad de que ciertos textos reflejen directamente las experiencias y contextos de sus autores, ofreciendo una conexión más directa con los eventos y pensamientos de la antigüedad.