Jesús María Yépez

Las mentiras del Código Da Vinci

El Código Da Vinci es una novela de ficción escrita por Dan Brown que está resultando ser un éxito de ventas en todo el mundo. Con más de 30 millones de ejemplares vendidos, traducida a más de 44 idiomas y con los derechos para la película en manos de Columbia Pictures y el director Ron Howard (con Tom Hanks de protagonista) se trata ya de un acontecimiento propio de la cultura de masas. Los protagonistas se ven envueltos en un thriller de aventura, descifrando la simbología secreta en la pintura de Leonardo Da Vinci y el mensaje que transmite la novela es básicamente el siguiente:

Jesús no es Dios; ningún cristiano pensaba que Jesús es Dios hasta que el Emperador Constantino lo deificó en el concilio de Nicea del 325 (Pagina 290).

Jesús tuvo como compañera sexual a María Magdalena; sus hijos, portadores de su sangre, son el Santo Grial (sangre de rey = sangre real = Santo Grial), fundadores de la dinastía Merovingia en Francia (y antepasados de la protagonista de la novela). (Pagina 317)

Jesús y María Magdalena representaban la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y Osiris); los primeros seguidores de Jesús adoraban "el sagrado femenino"; esta adoración a lo femenino está oculta en las catedrales construidas por los Templarios, en la secreta Orden del Priorato de Sión -a la que pertenecía Leonardo Da Vinci- y en mil códigos culturales secretos más (Paginas 383-384)

La malvada Iglesia Católica inventada por Constantino en el 325 persiguió a los tolerantes y pacíficos adoradores de lo femenino, matando millones de brujas en la Edad Media y el Renacimiento, destruyendo todos los evangelios gnósticos que no les gustaban y dejando sólo los cuatro evangelios que les convenían bien retocados. En la novela el maquiavélico Opus Dei trata de impedir que los héroes saquen a la luz el secreto: que el Grial son los hijos de Jesús y la Magdalena y que el primer dios de los "cristianos" gnósticos era femenino.

Todo esto no se vende como una novela de historia-ficción en un pasado alternativo o una Europa imaginaria. Se intenta vender esta novela como erudición, investigación histórica y trabajo serio de documentación.

En una nota al principio del libro, el autor, Dan Brown, declara: "todas las descripciones de arte, arquitectura, documentos y rituales secretos en esta novela son fidedignas" (Página 11). Como veremos, esto es falso: los errores, las invenciones, las ambigüedades y los simples rumores abundan por toda la novela. La pretensión de erudición cae al suelo al revisar la bibliografía que ha usado: los libros serios de historia o arte escasean en la biblioteca de Brown, y brillan en cambio las paraciencias, esoterismos y pseudohistorias conspirativas.

La editora del libro en España, Aránzazu Sumalla, que ha encontrado una mina de oro para su pequeña editorial Umbriel (El Código Da Vinci vende 2.400 libros al día en España, 125.000 en los primeros 50 días. Según la editora "se trata de una obra de ficción". Pero Dan Brown, en su propia página web, dice bien claro que no ha escrito sólo una novela llena de despropósitos para divertir: "Como he comentado antes, el secreto que revelo se ha susurrado durante siglos. No es mío. Es cierto que puede ser la primera ocasión en que el secreto se desvela con el formato de un thriller popular, pero la información no es nueva. Mi sincera esperanza es que El Código Da Vinci, además de entretener a la gente, sirva como una puerta abierta para que empiecen sus investigaciones".

El resultado es que las ventas de libros pseudohistóricos sobre la Iglesia, los evangelios gnósticos, la mujer en el cristianismo, las diosas paganas, etc. se han disparado: la web de libros Amazon.com es la primera beneficiada, enlazando El Código Da Vinci con libros de pseudohistoria neopagana, feminista radical y nueva era. La ficción es la mejor forma de educar a las masas, y disfrazada de ciencia (historia del arte y de las religiones en este caso) engaña mejor a los lectores.

¿Inventó Constantino el cristianismo?

Toda la base "histórica" de Brown descansa sobre una fecha: el concilio de Nicea del año 325. Según sus tesis, antes de esta fecha, el cristianismo era un movimiento muy abierto, que aceptaba "lo divino femenino", que no veía a Jesús como Dios, que escribía muchos evangelios.

En ese año, de repente, el emperador Constantino, un adorador del culto -masculino- al Sol Invicto se apoderó del cristianismo, desterró a "la diosa", convirtió al profeta Jesús en un héroe-dios solar y montó una incursión a la manera dictatorial para hacer desaparecer los evangelios que no le gustaban.

Para cualquier lector con algo de cultura histórica esta hipótesis resulta absurda por al menos dos razones:

  1. Tenemos textos que demuestran que el cristianismo antes del 325 no era como dice la novela y que los textos gnósticos eran tan ajenos a los cristianos como lo son actualmente las publicaciones "nueva era".
  2. Incluso si Constantino hubiese querido cambiar así la fe de millones ¿cómo habría podido hacerlo en un concilio sin que se diesen cuenta no sólo millones de cristianos sino centenares de obispos? Muchos de los obispos de Nicea eran veteranos supervivientes de las persecuciones de Diocleciano, y llevaban sobre su cuerpo las marcas de la prisión, la tortura o los trabajos forzados por mantener su fe. ¿Iban a dejar que un emperador cambiase su fe? ¿Acaso no era esa la causa de las persecuciones desde Nerón: la resistencia cristiana a ser asimilados como un culto más? De hecho, si el cristianismo antes del 325 hubiese sido tal como lo describen los personajes de Brown y muchos neognósticos actuales nunca habría padecido persecución ya que habría encajado perfectamente con tantas otras opciones paganas. El cristianismo fue siempre perseguido por no aceptar las imposiciones religiosas del poder político y proclamar que sólo Cristo es Dios, con el Padre y el Espíritu Santo.

En la novela, el personaje del historiador inglés Teabing afirma que en Nicea se estableció que Jesús era "el Hijo de Dios". Un repaso a los evangelios canónicos, escritos casi 250 años antes de Nicea, muestra unas 40 menciones a Jesús como Hijo de Dios. Brown lo que está haciendo es copiar de uno de los libros pseudohistóricos que más ha plagiado para hacer su best-seller: Holy Blood, Holy Grial (Santa Sangre, Santo Grial), en el que se afirma que "en Nicea se decidió por voto que Jesús era un dios, no un profeta mortal".

La verdad es otra. Los cristianos siempre han pensado que Jesús es Dios y así figura en los evangelios y en escritos cristianos muy anteriores a Nicea. Por ejemplo, y para disgusto de los arrianos: mormones, Testigos de Jehová o musulmanes (tres credos actuales que niegan que Jesús era Dios) podemos leer en la Biblia estas declaraciones:

Mateo 26:63-64:”…Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos diga si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado ala diestra de poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo”

Juan 1:1:” En el principio era el Verbo (Cristo) y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios”

Juan 10:30: “Yo (Jesús) y el Padre uno somos”

Juan 20:28: “¡Señor mío, y Dios mío!”

Romanos 9:5: “Cuyos son los padres (patriarcas), de los cuales es Cristo, según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas”

Filipenses 2:6:”El cual siendo forma (de la misma naturaleza) de Dios…”

Colosenses 2:9:” Porque en él (Cristo) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”

Tito 2:13: "Esperando aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo”

2 Pedro1:1: “Simón Pedro… a los que habéis alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo”

Y saliendo de los evangelios tenemos los textos de algunos Padres de la Iglesia muy anteriores a Nicea (325) que reconocen que Cristo es Dios: Clemente de Roma (90 a 100 d.C.), Ignacio de Antioquia (31-107), Papías (60-130), Policarpo (70-155), Justino Mártir (100-165), Ireneo (130-195), Hipólito (170-236), Clemente de Alejandría (150-215), Tertuliano (160-220), Orígenes (185-254), etc.

Esto demuestra que los cristianos tenían clara la divinidad de Cristo mucho antes de Nicea. De hecho, en Nicea el debate era sobre las enseñanzas de Arrio, un sacerdote herético de Alejandría que desde el 318 enseñaba que Jesús no era Dios, sino un dios menor, un ser creado de la nada, no eterno ni de la sustancia divina. De unos 300 obispos (tradicionalmente 318), sólo dos votaron a favor de la postura de Arrio, mientras que el resto afirmaron lo que hoy se recita en el Credo, que el Hijo de Dios fue engendrado, no creado y que es de la misma naturaleza (sustancia, homoousios) que el Padre, es decir, que Dios Hijo es Dios, igual que Dios Padre también es Dios, un mismo Dios pero distintas Personas. Pese a esta unanimidad de los padres conciliares, el historiador Teabing en la novela dice que Cristo fue "designado Dios" ¡por un estrecho margen de votos!, y por imposición imperial. La historia demuestra la simpatía y apoyo que el emperador Constantino y su hijo Constancio dieron en pro de los arrianos, Constantino recibió el bautismo en el lecho de su muerte de manos de Eusebio de Nicomedia, quien capitaneaba el grupo arriano en el Concilio de Nicea. La lucha del Concilio de Nicea fue una lucha para la expulsión de la filosofía pagana del territorio cristiano, la helenización del cristianismo fue combatida con éxito por Atanasio y el Concilio de Nicea. En el 381, fue convocado en Constantinopla el Concilio con el que termina la historia de la controversia arriana.

Mientras que los evangelios canónicos son del Siglo I, ningún texto gnóstico es anterior al Siglo II. Muchos son del Siglo III, IV o V. A mediados del Siglo II la Iglesia ya tenía claro que los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan eran los inspirados por el Espíritu Santo, y sólo dudaba en el canon de un par o tres de textos. Es imaginaria la idea de la novela de que en el 325, con Constantino, de entre "más de 80 evangelios considerados para el Nuevo Testamento"(Pagina 291), sólo se eligieron cuatro; estos cuatro ya hacía 200 años que estaban seleccionados por la iglesia, como leemos en los textos de Clemente de Roma (96), Ignacio de Antioquia (110), la Didajé (80.), Papías(60-130), Justino Mártir (150), Ireneo(180), Hipólito de Roma (170-235),Novaciano (250), Tertuliano (208), Cipriano de Cartago (248), Clemente de Alejandría (155-220), Taciano (Diatesarón, 170 ), Orígenes (185-254), El fragmento de Muratori (finales del Siglo II) y Códice Chester Beatty (principios del Siglo III.), es el códice más antiguo que contiene porciones de los cuatros evangelios.

El Nuevo Testamento fue compuesto en la segunda mitad del primer siglo (alrededor de 51 años, 45-96 después de Cristo), la Iglesia confesó y fue editora no fue la autora ni confirió la canonicidad de los libros inspirados. La iglesia no decidió nunca qué libros tenían que formar el Nuevo Testamento. Las iglesias primitivas confesaron los escritos que habían recibido de la autoridad apostólica, porque eran conscientes que debían cimentarse sobre el fundamento de los apóstoles y profetas (Efesios 2:20), rechazaron aquellas desviaciones doctrinales y herejías que se basaban en textos que alegaban ser apostólicos. El Concilio de Laodicea (363) en su canon 60 menciona la lista de los libros del Nuevo Testamento. El Concilio de Damasceno de Roma (382), en el cual Jerónimo fue un líder, reconoció por primera vez los libros del Nuevo Testamento. El Concilio de Hipona (393) enumeró los veintisietes libros del Nuevo Testamento reconociendo su canonicidad previamente establecida. El Tercer Concilio de Cartago (397), en el cual estuvo presente Agustín, reconoció todos los libros del Nuevo Testamento, mencionándolos por nombre

En El Código Da Vinci hay material de muchos tipos: Nueva era, ocultismo, teorías conspiratorias, neopaganos, wiccas, astrología, préstamos orientales y amerindios. Pero el cóctel gnóstico-feminista es la base de la mezcolanza. Hay poca investigación verdadera sobre el Santo Grial, pero mucha especulación basada en los evangelios apócrifos; estas obras fueron producidas posteriormente, y con una parcialidad religiosa gnóstica, docética, etc que los evangelios canónicos. Así, se nos cita un texto que existe de verdad, el Evangelio de María Magdalena, una obra gnóstica tardía, escrita por autores de una secta gnóstica, desde fuera del cristianismo. En él, María besa en la boca a Jesús y eso causa la envidia de los apóstoles. Según Teabing, el historiador de la novela, "Jesús era el primer feminista. Pretendía que el futuro de su iglesia estuviese en manos de María Magdalena". Lo que nadie cita es el versículo 114 del famoso texto gnóstico Evangelio de Tomás (140 d.C.), donde Jesús dice que Él hará de María Magdalena "un espíritu viviente que se parezca a vosotros, varones. Porque cada mujer que se haga a sí misma varón entrará en el reino de los cielos". El gnosticismo antiguo es reciclado y modernizado por opositores de la Iglesia actual, pero para ello han de rechazar algunas cosas del gnosticismo antiguo, que en realidad era machista, elitista, despreciaba el cuerpo y todo lo material y es difícil de vender como "el auténtico cristianismo". No hay evidencias históricas de que el cristianismo se haya originado por influencia de las religiones esotéricas, sus raíces están muy profundas en el suelo judío. Por ejemplo, de acuerdo con las evidencias históricas disponibles el mitraísmo no obtuvo cabida en el Imperio Romano hasta después del 100 d.C., podemos con seguridad descartarlo como una posible influencia en los orígenes cristianos; si se copió algo, fueron las religiones esotéricas las que copiaron del cristianismo

Y podríamos seguir diseccionando los errores y los simples engaños imaginarios de este best-seller mentiroso. Por no hablar de su calidad literaria. Pero ¿vale la pena tanto esfuerzo por una novela? La respuesta es sí: para miles de jóvenes y adultos, esta novela será su primer y quizá único contacto con la historia antigua de la Iglesia; una historia regada por la sangre de los mártires y la tinta de evangelistas, apologistas, filósofos y Padres. No sería digno de los cristianos del Siglo XXI ceder sin lucha ni respuesta ante el neopaganismo y al movimiento nueva era promovida por esta novela que busca poner en duda la base de la fe cristiana y atacar el espacio que los cristianos de los primeros siglos ganaron con fidelidad y valentía a Jesucristo. No es extraño que cada año algún “erudito” levante una sensación de corta duración por publicar un libro que dice algo fuera de lugar acerca de Jesús. En conclusión podemos afirmar que el libro El Código de Da Vinci es un libro arbitrario basado en ideas preconcebidas, que utiliza el método de cliente de cafetería y sus conclusiones se ajustan a sus propios gustos preconcebidos y no a las evidencias históricas verdaderas. Mi deseo es que con este artículo, usted tenga suficiente información para evaluar la evidencia histórica de Jesús y la firme convicción que los escritores de los Evangelios describieron acertadamente la vida que El vivió sobre esta tierra. ¡Descubrir al Jesús histórico y tener una experiencia personal con él es el descubrimiento más grande que alguien puede hacer!

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