En muchos países, y especialmente en Ecuador, se usa la expresión “la edad del burro” para describir la adolescencia. Es una etapa de cambios, rebeldía y contradicciones, donde los jóvenes suelen actuar de manera impulsiva, desafiante o hacen las cosas “a medias”. Para los padres, se convierte en un reto constante lleno de frustraciones, pero también de oportunidades para guiar con paciencia.
El caso de Doña Gabriela
En la Plaza del Encuentro, Doña Gabriela compartió su preocupación con Esly. Su hijo, que se encuentra en la llamada edad del burro, hace las cosas de manera incompleta y parece no tener motivación. Esta conducta genera tensión en el hogar y ha llevado a Gabriela a buscar consejo para manejar la situación con sabiduría.
Los desafíos de esta etapa
La edad del burro no es una condena, sino una fase natural del crecimiento. Sin embargo, representa un gran desafío para las familias:
- Los hijos cuestionan la autoridad.
- Existe falta de interés por terminar tareas.
- Aparecen actitudes rebeldes o indiferentes.
- Los padres sienten que sus consejos ya no son escuchados.
El valor del acompañamiento
La visita de Gabriela a Esly a la Plaza del Encuentro muestra la importancia de no enfrentar esta etapa en soledad. Contar con orientación, buscar consejo y fortalecer la comunicación familiar puede transformar el conflicto en una oportunidad para crecer juntos. Con paciencia y comprensión, los padres pueden acompañar a sus hijos en este proceso de transición hacia la adultez.
Puedes escuchar el audio usando el siguiente player:
Conclusión
Aunque la edad del burro trae frustraciones y desacuerdos, también es un tiempo valioso para forjar lazos familiares más sólidos. Entender que se trata de un proceso pasajero y aprender a guiar con amor permitirá a los padres ayudar a sus hijos a salir fortalecidos de esta etapa.
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