El uso de ChatGPT para interpretar la oración en lenguas genera polémicas

Interpretar la oración en lenguas, un tema importante para muchos cristianos, ha sido llevada a un nuevo escenario con el uso de inteligencia artificial. Un experimento conocido como el “ChatGPT Tongues Challenge” —el reto de ChatGPT para interpretar lenguas— ha generado un intenso debate en Reddit, YouTube y Facebook.

La prueba consiste en grabarse orando en lenguas, transcribir la secuencia fonética y pedir a ChatGPT que interprete el mensaje. Esta idea ha sido compartida por varios usuarios, pero una figura ha destacado especialmente: Renée M. Simpson, entrenadora de psicología cristiana, también conocida como Well Diva.

Simpson grabó su propia oración en lenguas y le pidió a la IA que la interpretara. Compartió públicamente los resultados y, ante las críticas, respondió: “Solo estaba buscando una confirmación de lo que sentía en mi espíritu, y eso fue lo que obtuve. Recibí confirmación y sentí mucha, mucha, mucha paz con el mensaje que me devolvieron”.

¿Puede interpretar la oración en lenguas una inteligencia artificial?

La reacción en línea no tardó en llegar. Muchos creyentes se preguntan si una máquina, por avanzada que sea, puede realmente interpretar la oración en lenguas, un don tradicionalmente atribuido al Espíritu Santo.

Frente a estas dudas, Simpson defendió su experiencia señalando que “el Espíritu Santo puede hablar a través de cualquier cosa”, y comparó su uso de la tecnología con instrumentos que Dios utilizó en la Biblia, como la zarza ardiente o el burro que habló. “Antes de llamar a algo demoníaco, primero debes preguntarte: ¿trae paz? ¿trae sanidad? ¿se alinea con el carácter de Dios?”, añadió.

No obstante, otros líderes cristianos mostraron su rechazo. El autor y teólogo Joseph G. Mattera fue categórico: “La IA no puede hacerlo, porque carece del don espiritual necesario para comprender el lenguaje del Espíritu”.

H2: Controversia en redes por el experimento ChatGPT Tongues Challenge

El ingeniero de IA Jeremy Howard, que analizó el experimento, dijo que fue “una de las cosas más extrañas que he visto hacer a un modelo de lenguaje”, aunque reconoció que la respuesta generada por Chatgpt tenía estructura lógica y coherencia narrativa.

Otros, como la autora Joanna Watson, calificaron la situación como “alarmante”, argumentando que estos intentos pueden trivializar lo que debería ser un acto profundamente espiritual.

Este experimento plantea interrogantes sobre los límites entre tecnología y fe, especialmente en cuanto a la posibilidad —o imposibilidad— de interpretar la oración en lenguas sin intervención divina.