El Espíritu Santo se mueve hacia el sur: el nuevo epicentro del cristianismo

La distribución global del cristianismo está atravesando un cambio monumental en especial en el hemisferio sur. Según el reciente informe World Christian Database editado por Gina A. Zurlo (Harvard Divinity School) y Todd M. Johnson, para el año 2025 aproximadamente el 69 % de todos los cristianos del mundo vive en el Sur global.
Esto implica que regiones como América Latina, África y Asia no solo representan lugares de crecimiento numérico, sino que se han convertido en vitales para la misión, el testimonio y la influencia espiritual global. El Sur global ya no es un receptor pasivo del evangelio, sino un motor activo de su expansión y acción transformadora.
El evangelio se consolida hacia el sur global
El estudio de Zurlo y Johnson muestra que el evangelio hoy encuentra terreno fértil en contextos que hace unas décadas eran considerados periféricos. En su análisis demográfico se ajustan tres categorías que suman cerca de 937 millones de evangélicos en el mundo, bajo definiciones amplias que incluyen iglesias formales, pentecostales/carismáticos y protestantes mayoritarios con rasgos evangélicos.
Además, los autores señalan que casi la mitad de los evangélicos formalmente afiliados (tipo denominacional) reside en África, y Asia cuenta con un porcentaje significativo que contrasta con la disminución relativa en Norteamérica y Europa.
América Latina, por su parte, aparece como uno de los polos fuertes del evangelio, tanto por la creciente participación en misiones como por el número de creyentes comprometidos. Iglesias latinoamericanas envían misioneros, jóvenes se movilizan, y la fe se manifiesta con vitalidad en lo espiritual y lo comunitario.
El cambio hacia el sur global no solo es numérico sino estratégico: allí se están formando líderes, teólogos, misioneros y movimientos con identidad propia que no dependen exclusivamente del norte para inspiración o financiamiento. La implicación local, la contextualización del mensaje del evangelio, y la capacidad de envío y testimonio en los propios países del sur son parte del nuevo rostro del cristianismo mundial.
Como resultado de estos datos, la iglesia protestante global enfrenta un llamado claro: reconocer este momento histórico, aprender de los hermanos y hermanas del sur, y participar activamente en la misión compartida del evangelio. El Sur global ya es precursor del futuro cristiano, cuya luz crece y traspasa fronteras.
