Curso Alpha, una buena estrategia de evangelización
Poco podría sospechar el reverendo Charles Marnham en los años setenta, cuando impartió el primer curso ‘alpha’ (alpha course), que más de treinta años después su doctrina se habría extendido por todo el planeta, convirtiéndose en “el curso más importante del cristianismo” y que el primado de la Iglesia de Inglaterra sería uno de sus principales valedores.
Y, sin embargo, así ha sido, sobre todo gracias a la constante labor realizada por su líder espiritual y principal divulgador, el pastor anglicano Nicky Gumbel. Aunque su mayor número de seguidores se encuentre en el Reino Unido (donde se estima que unos dos millones y medio de personas han presenciado algunos de estos cursos), hoy en día más de quince millones de personas en todo el mundo han acudido a estos actos.
¿En qué consiste este tipo de enseñanza, que ha conquistado tanto al nuevo cabecilla de la Iglesia de Inglaterra como a la actriz Samantha Fox o a la cantante de las Spice Girls Geri Haliwell? Se trata de un curso conformado por diez sesiones que, en sus inicios, se impartía los miércoles. Este ciclo tenía como objetivo responder a las grandes cuestiones del cristianismo, a través de los debates que se organizaban cada semana. Entre ellas, se contaban preguntas como “¿hay otra vida después de esta?”, “¿quién es el Espíritu Santo?”, “¿cómo murió Jesús?” o “¿cómo puedo sacarle el máximo partido a mi vida?” Todas las reuniones tienen en común la cena con la que arrancan, y a la que están invitados no únicamente los ya creyentes sino también aquellos que quieren reflexionar sobre su espiritualidad.
Como suele ser habitual en este tipo de movimientos espirituales, la polémica ha rodeado a estos cursos Alpha, como su hipotético culto a la personalidad (principalmente, a su líder Nicky Gumbel), su fuerte rechazo a la homosexualidad o algunas de sus prácticas rituales, consistentes en hablar en lenguas desconocidas y “perder el control”.
Las acusaciones de ser una secta se han sucedido especialmente desde 1990, momento en que Gumbel tomó el control y comenzó a difundir sus enseñanzas. Fue él quien describió el rito como “informal, amistoso y divertido”, aunque otros hayan dicho de ella que es “conservador, basado en el carisma y evangélico”. Sin embargo, la fama de este tipo de reuniones es en general positiva, ya que intentan proteger un cierto espíritu de solidaridad entre sus miembros.
A lo largo del tiempo han aparecido diversas variaciones del curso, como por ejemplo las que se refieren a diferentes grupos demográficos (de niños a ancianos) o al programa basado en las relaciones personales. Todas las ramas del cristianismo han adoptado en algún momento el curso, incluida la católica apostólica y romana, y la única restricción que han de atender sus miembros es la de respetar las opiniones de los demás durante sus reuniones.
Una poderosa corriente del anglicanismo
Cada cierto tiempo, el culto asoma su cabeza en los medios de comunicación de todo el planeta, principalmente los británicos. Hace un par de semanas, volvió a hacerlo ya que el evangelista Justin Welby, el llamado en repetidas ocasiones “macho alpha” anglicano, fue coronado como arzobispo de Canterbury, o lo que es lo mismo, primado de la Iglesia de Inglaterra y líder espiritual. Se trata de la máxima autoridad, si exceptuamos a la reina Isabel II. La biografía de Welby es peculiar, especialmente si la comparamos con las figuras religiosas de otros países. No en vano, un artículo publicado el pasado año lo comparaba con el protagonista de El gran Gatsby. El antiguo obispo de Durham es hijo de Jane Portal, secretaria personal de Winston Churchill y Gavin Welby, un poderoso empresario de la época, contrabandista durante la Ley Seca. Justin estudió derecho en el Trinity College, como sus progenitores deseaban, y formó parte de Eton, uno de los college más elitistas de Inglaterra. De ahí saltó a la industria del petróleo: durante los años ochenta fue el tesorero de Enterprise Oil, una potente compañía británica ya desaparecida. Sin embargo, a principios de los noventa abrazó su auténtica vocación, la religión.
Su proceso de cambio tuvo lugar en una iglesia anglicana de Knightsbride, en Holy Trinity Brompton (o HTB como es conocida entre los seguidores del curso). Cada semana, miles de personas se congregan para asistir a sus clases, que ahora tienen lugar en domingo. Uno de ellos fue, a finales de los años ochenta, el actual primus inter pares de la Iglesia Anglicana, que compaginó su actividad en el mundo empresarial con su presencia habitual en uno de los veinte centros que los ‘alpha’ tienen repartidos por todo Londres. Entre sus muros sigue trabajando Nicky Gumbel, el auténtico líder espiritual de la organización, quien contribuyó a la difusión de la doctrina gracias a su actividad y a su libro Questions of Life (Alpha International), todo un éxito de ventas que recopilaba sus charlas, traducido a casi cincuenta idiomas. No se trata de un simple escritor, charlatán o sacerdote. Si Welby es la cara oficial de los ‘alpha’ en la Iglesia, Gumbel es su principal estrella. Como un artículo de 2000 aparecido en The Guardian dijo de él, se trata de “la figura más carismática de la Iglesia de Inglaterra hoy, por encima del arzobispo de Canterbury”. Es precisamente su personalismo lo que muchos de sus detractores han criticado.
La polémica de la homosexualidad
Al igual que ocurría en el caso de Welby, la historia de Gumbel es, cuanto menos, curiosa. Su padre era un abogado judío que escapó de Alemania durante el Holocausto. Su madre, una importante política británica. El joven Nicky estudió, como Welby, en el Trinity College y en Eton, y comenzó a frecuentar HTB mientras trabajaba como abogado. En 1983, arrancó sus estudios de teología, y tres años más tarde, pasó a formar parte del personal responsable de la iglesia de Knigthsbridge. Poco después, fue ordenado pastor. Fue él quien reformó estos cursos a la forma que tienen hoy en día, semejante pero no igual a la que alumbrase en el pasado Charles Marnham. Gumbel ha aclarado repetidas veces que su organización no es una secta; la última de ellas, este mismo fin de semana en The Guardian.
En el artículo, los periodistas interrogaban a Gumbel respecto a uno de los temas más sensibles de los defendidos por la organización, más allá de su leyenda negra relacionada con las expresiones en lenguas desconocidas o la importancia de los rituales en su práctica, como es la aceptación del matrimonio homosexual. Welby reafirmó en su día su oposición ante el mismo, aunque también ha recordado repetidamente su oposición a toda actitud homófoba. En sus propias palabras, está en desacuerdo “amablemente” con la aprobación de una ley que legalizase estas relaciones. Gumbel no quiso ir más allá y se remitió a las palabras del líder anglicano, a las que añadió que aunque esté en contra de dichas formalizaciones, también es adverso al “lenguaje de la aversión”.
Fuente: el Confidencial