Cómo contrarestar el consumismo de la navidad
Hoy en día la navidad se vuelto tan comercial que ha desenfocado la importación de celebrar el nacimiento más importante en la historia de la humanidad. Desafortunadamente los cristianos no estamos vacunados de esta comercialización.
Muchos nos vemos comprometidos con el acto de comprar regalos porque los demás esperan que les regalemos. Incluso puede que nos sintamos culpables si no lo hacemos. Muchas veces regalamos cosas inútiles y a medida que se va acercando el día de Navidad podemos sentir la presión para adquirir los regalos que nos faltan.
Durante siglos, la Navidad se celebraba dando alimento a los hambrientos, proporcionando ropa a los pobres. Generalmente se regalaba sólo a los niños pequeños y cosas muy sencillas. Pero el materialismo que embarga nuestra sociedad nos ha conducido al consumismo que se ha impuesto en las fiestas decembrinas.
No es que nos veamos mal el que se gaste un poco más en Navidad. ar regalos en sí no es malo. Tampoco lo es la oportunidad de reunirnos en familia y con amigos y cenar algo especial. Además la navidad nos ofrece el placer de descansar y salir de las rutinas diarias. Sin embargo, conviene que reflexionemos y decidamos como equilibrar todo esto para enfocar nuestra celebración a lo que verdaderamente importa.
Es importante que oremos y pidamos sabiduría a Dios para que fijemos la cantidad de dinero que vamos a gastar. Una vez estalecida esta cifra conviene cumplirla y para ello es aconsejable elaborar presupuesto para cada cosa que vamos a comprar. Y cuando estemos comprando debemos decidirnos a no comprar cosas que no estén planificadas. Para ello conviene controlar el uso de las tarjetas de crédito para no endeudarnos ni comprar más de la cuenta.
Y le contestarán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos como forastero y te dimos alojamiento, o necesitado de ropa y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y te visitamos?” El Rey les responderá: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por mí”. (Mateo 25: 37-40).
Una parte de ese dinero deberíamos destinarlo a comprar alimentos o juguetes para familias necesitadas. Podemos donarlas a una organización cristiana. Sin embargo más efectivo sería si podemos como familia somos nosostros mismos los que damos personalmente esos alimentos o juguetes. Regalar para satisfacer las necesidades de los demás permite que los más pequeños aprendan a compartir. Es una buena lección para vivencien lo bueno que es ayudar a otros sacrificando nuestro tiempo y dinero.
A continuación algunas ideas:
- Todos tenemos a nuestro alrededor familias pasando. Podemos invitarles a cenar con nosotros o regalarles una comida especial para todos cenen en nochebuena y/o darles algun regalo para que los niños cuenten con su juguete la mañana de Navidad.
- Es posible que conozcamos algún desempleado quien seguramente va a sentirse frustrado por no regalar a sus seres queridos esta navidad. Podemos darle un regalo para que lo de en su nombre o darle ponernos de acuerdo con otros hermanos para darle algo de dinero y que compre lo que necesita para celebrar el nacimiento de Jesús.
- Quizás conozcamos a una persona extranjera o alguien que no tiene con quien compartir esta Navidad. Esta es una tremanda oportunidad para ministarles que no están solos.
Vivir en soledad o carecer de recursos es algo difícil y la Navidad puede convertirse en un catalizador para que caigan en depresión. Aprovechemos estas fechas para compartir el amor de Cristo. Celebrar el nacimiento del Mesías es una excelente oportunidad para ministrar consuelo y compañerismo a quienes más lo necesitan.