Stephen Green es una especie rara en la City. No sólo porque el banco que preside, HSBC, es una de las entidades británicas más solventes (algo ya de por si poco usual en estos tiempos); sino porque a su oficio de banquero une su condición de ministro de la iglesia anglicana.
Su aspecto y maneras son más próximos a los de un pastor anglicano que a un hombre de negocios. Como simple dato, Green en la iglesia anglicana es partidario de que las mujeres puedan ser obispos.
Pero ahora es noticia porque además acaba de escribir un libro, titulado ´Good Value: reflections on money, morality and an uncertain world´ (Reflexiones sobre el dinero, la moralidad y un mundo incierto), en el que intenta dar respuesta a ese dilema.
Green no es un importante banquero más. Preside el HSBC, el mayor banco de Europa, una organización que emplea a 330.000 personas en todo el mundo. Basándose en esta importante experiencia enfatiza la importancia de aplicar los valores cristianos en el uso de dinero.
El se ha esforzado para que en su banco la gran mayoría de sus empleados comparta una filosofía y unos valores básicos de comportamiento, cercanos a los valores bíblicos del cristianismo, y considera que su seguimiento es positivo al hacer negocios. A pesar de que en el mundo actual parezca que los valores contrarios son los que ayudan a triunfar (trampas, egoísmo, engaño, infidelidad, lucro y abuso…).
Y no son sólo ideas teóricas, ya que el banco que preside, HSBC, es una de las pocas entidades británicas que va salvando la crisis financiera con cierta holgura y sin ayuda estatal.
Otra muestra es su propio sueldo. No es desde luego el de un pastor anglicano, ya que ascendió a 1,26 millones de libras anuales en 2008, siendo más propio del sector financiero en que trabaja, aunque sin embargo está pero que muy lejano del que reciben otros ejecutivos de rango similar al suyo.
LA CRISIS GLOBAL
La última gran crisis evidencia que la codicia de los banqueros y su ambición desde luego «poco bíblica» ha desembocado en el caos financiero y la recesión. Aunque el propio Stephen Green debió reconocer que incluso el HSBC también cayó en la tentación al perder miles de millones de dólares tras la compra en 2003 de un banco estadounidense especializado en hipotecas subprime. Ahora, el grupo está intentando liquidar esa filial.
Por ello Green aplicó los valores cristianos al decir la verdad de este error y reflejar arrepentimiento ante esta actuación contradictoria el mes pasado, cuando acudió a la escuela de negocios London School of Economics (LSE) para presentar el mencionado libro. Eso sí, defiende con vehemencia las virtudes para la sociedad que tiene la actividad financiera bancaria bien hecha, aunque se pueda convertir (y de hecho se convierte) en un negocio que aunque legal –casi siempre- se acerque moralmente en ocasiones a una simple usura.
Precisamente para evitar esto último, en el sector financiero, Green defiende una regulación que controle los excesos de los banqueros, aunque no al punto de reformar la industria financiera mundial de modo que no queden bancos «muy grandes para quebrar». «Es poco realista creer que la industria pueda ser reconstruida de tal manera que las instituciones individuales no sean tan grandes como para quebrar», explicó Green, que manifestó que la «estrechez bancaria» no es la respuesta para garantizar la estabilidad.
Fuente: Expansión, Reuters. Redacción: ACPress.net.