China: Entre la persecución religiosa y el negocio de las Biblias.
China, el gigante asiático es el mayor productor en una lista casi incontable de materias primas. Al mismo tiempo, es uno de los tres países más intolerantes en materia religiosa del mundo, como revela el Informe Anual del Departamento de Estado de EEUU. Pero, ¿podría usted siquiera atisbar que China fuera uno de los mayores fabricantes de Biblias? La realidad supera a la intuición.
En 1987 se levantó en Nanjing (Jiangsu) la imprenta Amity Printing Company con el propósito de servir a los cristianos de la Iglesia de China. La empresa surgió de una joint venture entre la Amity Foundation y las Sociedades Bíblicas Unidas, una entidad cristiana impulsada por la iglesia protestante en el siglo XIX. En 1988 Amity había impreso 505.291 Biblias. Y dos décadas más tarde, en mayo de 2008, alcanzó la extraordinaria cantidad de 56 millones de ejemplares.
Paso de gigante
El pasado 18 de mayo, la compañía Amity estrenó instalaciones. La nueva rotativa tiene una superficie de 48.000 metros cuadrados. En ella se han instalado tres imprentas. Dos de la planta original y una tercera más, modelo Timson 32 de fabricación británica, que ha costado algo más de tres millones de euros. Las tres máquinas son capaces de imprimir 18.800 páginas por hora.
En cuanto a la producción de Biblias, se estima que cada mes tire un millón de ejemplares. Y se prevé que para 2009 pueda imprimir una de cada cuatro de las que se fabrican en el mundo. Para conseguir estas cifras, en la gigantesca nueva rotativa de Amity trabajan 400 personas.
Las Biblias son bastante económicas. Las que se editan en mandarín cuestan menos de un euro. Por lo que respecta a las ventas, cerca del 80% se realizan dentro de China. En el extranjero tiene clientes de 60 países distintos, entre los que se encuentran Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Suráfrica, Filipinas, Uganda o España.
Ahorro de papel
Actualmente casi dos tercios del papel que usa Amity para imprimir las Biblias en chino provienen de los molinos de papel con que cuenta el país. Años atrás, todo el papel era importado de Reino Unido y Finlandia. El cambio de política por parte de Amity se debe a los elevados costes de las importaciones. Con esta operación, la rotativa china ha conseguido reducir sus gastos un 35%. Ese ahorro de costes le ha servido para distribuir más Biblias impresas en China, sin necesidad de subir el precio de los ejemplares.
Sociedades Bíblicas
A fines del siglo XVIII, un pastor protestante galés se encontró con grandes dificultades para conseguir Biblias en lengua vernácula para sus fieles. Sugirió a la Religious Tract Society la conveniencia de establecer una organización para distribuirlas por todo el mundo. El resultado fue la creación en 1804 de las Sociedades Bíblicas Unidas. Sólo el año pasado distribuyó 20 millones de ejemplares.
Fuente: Gaceta