Las declaraciones del líder de la Iglesia anglicana, Rowan Williams, que juzgó "inevitable" la introducción en Gran Bretaña de la sharia, la ley islámica, provocaron un tsunami político y generaron el rechazo de líderes de todo el espectro partidario en este país.
"Hay margen para encontrar lo que sería un acomodo constructivo de algunos aspectos de la ley musulmana", afirmó Williams en un discurso el jueves por la noche sobre la ley civil y religiosa en el Alto Tribunal de Justicia.
Esas declaraciones se insertan en un intenso debate sobre el ‘modelo multicultural’, del que siempre se ha ufanado la sociedad británica pero que muchos han impugnado tras los atentados de julio de 2005, cometidos por musulmanes británicos.
El arzobispo de Canterbury se insertó de frente en ese debate, al respaldar la introducción de la sharia para mejorar las relaciones con la comunidad musulmana. Gran Bretaña debe "enfrentar el hecho" de que algunos de sus ciudadanos no se sienten identificados con el sistema legal británico, dijo Williams a la BBC antes de su conferencia, subrayando que los musulmanes no deberían tener que elegir "entre su lealtad al Estado y su lealtad cultural".
Dejó claro que la aplicación de la sharia se limitaría a algunos aspectos de la vida cotidiana. "Nadie en su sano juicio quiere ver en este país el tipo de inhumanidades que a veces se asocia a la práctica de la ley en algunos Estados islámicos", como las lapidaciones o el tratamiento de la mujer, señaló.
Pero el alboroto provocado por esas declaraciones no ha hecho más que crecer, acaparando programas en televisiones y radios, donde políticos de todos los partidos vuelcan su indignación. El primero en saltar a la palestra fue el primer ministro Gordon Brown, que declaró por boca de su portavoz que "las leyes británicas se han de inspirar en valores británicos".
La propuesta del arzobispo de Canterbury llevaría al "caos", afirmó tajante el ministro de Cultura, Andy Burnham, señalando que dos sistemas legales no pueden funcionar en paralelo. La ministra del Interior, Jacqui Smith, resaltó que en Gran Bretaña "hay sólo una ley, que se sustenta en valores compartidos por todas las comunidades que viven en el país".
Y la responsable de cohesión comunitaria del Partido Conservador, la baronesa Warsi, afirmó a la BBC que Williams "parece sugerir que deberían de haber dos sistemas legales funcionando casi en paralelo y que se le ofrezca a la gente la opción de un sistema u otro. Eso es inaceptable". El líder del Partido Demócrata Liberal, Nick Clegg, coincidió: "No podemos tener una situación en la que hay una ley para un individuo y leyes distintas para otro", declaró.
Incluso el Consejo Islámico de Gran Bretaña aseguró que la mayoría de los musulmanes británicos no está a favor de que se introduzca la sharia.
La prensa británica expresó el viernes su indignación. Williams "ha cometido un grave error", escribió en un editorial el diario Times, mientras The Sun, el diario más vendido en Gran Bretaña, afirmó que las declaraciones del arzobispo de Canterbury "alientan a los terroristas musulmanes que planean nuestra destrucción". La posición del primado anglicano "representa una peligrosa amenaza para nuestra nación" y será tomada como "una señal de que se está debilitando nuestra firmeza frente al extremismo", escribió The Sun.
"Rowan Williams tiene la extraña habilidad de crear problemas donde no existen", resumió en un editorial el diario Guardian (centro izquierda). El matutino subrayó que esas declaraciones van en contra de su voluntad de reforzar la cohesión social. Lo que Williams quiere "es una tolerancia para el papel de la religión en los asuntos públicos", criticó el diario, advirtiendo de que su postura sólo logrará "oscurecer" sus intenciones de promover la cohesión cultural en Gran Bretaña.
Fuente AFP