Abuso Sexual e Intimidad

El abuso sexual infantil es una de las experiencias más devastadoras que una persona puede enfrentar, impactando profundamente su visión del mundo y, muchas veces, su percepción de Dios. Para quienes han sufrido este tipo de abuso, la imagen de Dios como un ser protector y amoroso puede quedar distorsionada, dando lugar a sentimientos de abandono, culpa y desconfianza. Esta percepción errónea es una barrera que dificulta acercarse a Dios y experimentar Su amor y sanidad.
Es vital reconocer que, aunque el dolor sea inmenso y la percepción de Dios se vea afectada, la verdadera naturaleza de Dios es la de un Padre amoroso, cercano y sanador. Las Escrituras dicen: «El Señor está cerca de los quebrantados de corazón y salva a los de espíritu abatido» (Salmo 34:18, RVR1960). Dios no es indiferente al sufrimiento; al contrario, Su deseo es restaurar y sanar las heridas más profundas. Parte del proceso de sanación implica reconocer estas percepciones distorsionadas y reemplazarlas por la verdad de que Dios es fiel y nunca abandona a Sus hijos, incluso en los momentos más oscuros.
Restaurar la intimidad con Dios es un paso crucial en la sanación de quienes han sufrido abuso sexual en su infancia. Esto significa aprender a confiar nuevamente en Él y permitir que Su amor incondicional reemplace la vergüenza y el dolor. A través de la oración, el estudio de la Palabra y el apoyo de una comunidad de fe que refleje Su amor, las víctimas pueden encontrar consuelo y redescubrir la intimidad con Dios, experimentando una restauración profunda y una esperanza renovada.
El Abuso Sexual en la Plaza del Encuentro
En esta oportunidad Esly comparte en la Plaza del Encuentro el daño que hace el abuso sexual a un niño, sus secuelas en relación a la intimidad y la imagen que se concibe de Dios. Además sugiere la forma de salir de estas secuelas
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