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4 Principios para fijarnos metas en el año nuevo

4 Principios para fijarnos metas en el año nuevo

Tomar decisiones para cambiar cosas que no están bien forman parte del arrepentimiento. Como cristianos continuamente tenemos que fijarnos metas en la medida que nos acercamos a cumplir la perfecta voluntad de Dios para nuestra vida. Generalmente cuando una año acaba y otro comienza es un momento para hacer un balance y establecer resoluciones para lograr nuestra meta. Fijarnos metas en el año nuevo pueden convertir que esas resoluciones continuamente nos recuerden lo que ha emergido de nuestro corazón arrepentido delante del Señor.

Ahora que llega un nuevo año es un momento ideal para rendir honor a la obra de Dios en nuestras vidas. Aprovechemos este momento para avanzar y pedirle a Dios que nos ayude a pasar a una nueva etapa en nuestro crecimiento espiritual. También es un momento ideal para darle gloria a Dios por los logros alcanzados y agradecerle de corazón porque hasta aquí Él nos ha ayudado (1 Samuel 7:12). Es tiempo para reflexionar sobre nuestros fracasos que son una oportunidad para el cambio y que a la vez nos hacen humildes para reconocer que sin Él no podemos vencer los gigantes que merodean nuestra vida.

Recordemos que nuestro crecimiento (tanto personal como espiritual) es un proceso. Es por ello que cuando nos establezcamos nuestras resoluciones conviene que seamos realistas.. Para ello proponemos 4 principios para fijarnos metas para un año nuevo en Cristo.

1. Recordemos quienes fuimos

Una gran ayuda para pensar en lo que queremos ser o lograr es revisar quienes hemos sido. Nuestro pasado está lleno del amor de Dios. Su mano y su luz nos han guiado día a día. Si miramos con retrospección nos daremos cuenta que hoy estamos mejor que en el pasado. No importa si nuestra vida ha sido un desastre, el hecho es que hoy estamos reconociendo que necesitamos cambiar y eso es un paso hacia adelante.

Dios impregna nuestro pasado bien sea por el aliento que nos ha dado para lograr triunfos o para consolarnos por nuestros fracasos. Esto nos da visibilidad en medio de la niebla para que podamos caminar seguros.

Una transferencia completa de nuestras vidas a las manos capaces de Cristo conduce a una resolución razonable. Podemos establecer objetivos para alcanzar el éxito, las riquezas, la fama, las mansiones, las vacaciones, las promociones y las inversiones para la jubilación sin consultarlo. Pero ninguna gran acumulación de riqueza o experiencia en este lado del cielo puede equiparar al alma que descansa la paz de su voluntad para nuestras vidas. Con oración, busque la petición de Dios, antes de poner oraciones por planes a sus pies. Tenga cuidado de no descalificar agitaciones y empujones debido a sentimientos de descalificación o falta de preparación, porque Él nos equipará y preparará para los logros que nos esperan

Percibir que estamos en las manos de Cristo nos ayudará a tomar decisiones razonables. Todos podemos establecer objetivos sin consultar a Dios para ser exitosos, alcanzar fama, comprarnos una casa, lograr una promoción en el trabajo, disfrutar unas excelentes vacaciones, o invertir bien para nuestra jubilación. Sin embargo nada de esto se puede equiparar con descansar en paz porque nos enfocamos en la voluntad de Dios para nuestras vidas. Esas metas pueden convertirse en una fuente de stress y frustración. Busquemos a Dios en oración antes de fijar metas para nuestra vida. Tengamos mucho cuidado en descartar un objetivo porque sentimos que no podemos o no estamos preparados para ello. Dios nos ayudará equipándonos y preparándonos para alcanzar la meta.

2. ¿Cómo pedir a Dios orientación?

Cuando estemos en la presencia de Dios para buscar su dirección pidámosle que expanda nuestro territorio. Cada uno de nosotros tiene un propósito distinto en la vida y nuestros talentos y dones también son diferentes.

Recordemos a Jabés cuyo nombre en hebreo suena a dolor. En 1 Crónicas 4:10 se nos recuerda que “Jabés le rogó al Dios de Israel: «Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción». Y Dios le concedió su petición”

El sendero para caminar en la voluntad de Dios se ilumina cuando buscamos sabiduría en Su Palabra y nos relacionamos con Él a través de nuestra vida de oración. Dios quiere que vivamos continuamente relacionados con Él. Jesús se encarnó y vino a al mundo y habitó entre nosotros (Juan 1:14). Lo hizo por amor y compasión.. Le damos gloria a Dios cuando cumplimos su voluntad en nuestras vidas y le pedimos que ensanche nuestro territorio y nos bendiga. Si usamos los dones y talentos que nos ha dado para su gloria, Él nos bendecirá y nos librará del mal. Cuando oramos y actuamos conforme a la voluntad de Dios nos pasará lo que le ocurrió a Jabés: Dios nos concederá nuestra peitición.

3. Seamos realistas

Una vez reflexionado sobre nuestro pasado y pedido a Dios que nos guíe hacia su voluntad es bueno que comenzemos a darle forma y para ello elaboraremos nuestra lista de metas. 

Para ello lo más prudente es fijarnos una meta difícil cada año nuevo. Si establecemos muchos cambios radicales en nuestra lista lo más probable es que fracasemos en muchos y con ello viene la frustración.  Podemos por ejemplo crear una lista con 10 metas pero sólo una de ellas debe implicar un gran cambio de vida.  Las nueve restantes serán complementarias bien sea porque giren en torno a ese cambio o sirvan para mantener los cambios que hemos logrado en años anteriores.

Una vez decidido la meta difícil para alcanzar este año, pasamos a revisar las que serán complementarias.  Para ello podemos meditar cuales son las áreas de nuestra vida que se ven afectadas por ese cambio y fijaremos entonces pasos específicos para lograr ese objetivo en un área concreta.

Por ejemplo:  Dios quiere que pierda peso y que deje de cometer gula. Las áreas afectadas podrían ser salud, familia, área espiritual pasatiempos entre otras.  Los pasos o metas complementarias para cada área podrían ser:

  1. Salud: ir a un endocrino y/o nutricionista y cumplir un régimen dietético  y de visitas según me indiquen
  2. Familia: lograr que la lista de compra familiar se compren productos adecuados
  3. Área espiritual: buscar un grupo de hermanos que oren por mi y me den apoyo
  4. Pasatiempos: dedicar tiempo a hacer más ejercicio físico y evitar el pasatiempo de poca actividad

4. Seamos flexibles

La imperfección forma parte de nuestras vidas y de todo lo que nos rodea. Pero también Dios forma parte de ella. Jesús impregna la vida de una manera incomprensible con su amor y bondad. Cuando encontramos una piedra en el camino hacia nuestro objetivo quizás tengamos que hacer ajustes en lugar de tirar la toalla y frustrarnos. Los sueños son metas colocadas por Dios, pero muchas veces cuando llegamos a la meta final no siempre se parece a lo que hemos pensado. Debemos mantenernos controlando nuestro progreso.  Esto ayuda a unir nuestros lo que sentimos con nuestro avance.

A veces, un gran progreso puede parecer un fracaso, y viceversa. Pablo le escribió a Timoteo cuando estaba desanimado y le dijo: Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad (2 Timoteo 2:15).

Si permitimos que la voluntad de Dios fluya más libremente por nuestras vidas veremos cosas grandiosas.  Esas piedras en el camino que tanto nos molestan pueden convertirse en cambios de sentido que nos salvan de cometer errores graves. Los logros revelarán nuestra persistencia para atravesar etapas difíciles en la que experimentamos. La vida es dura, pero Jesús ha vencido. Con Él, la vida termina en la eternidad.

Promesa de Dios

Tenemos la promesa de que Dios con nosotros en este nuevo año y no va abandonarnos (Deuteronomio 31:6).  Su voluntad siempre está a nuestro favor. Él no solamente nos va a ayudar sino que tiene la estrategia para que progresemos permanezcamos en paz.  El obra mucho más alla de lo que pensamos.

«Ahora al Dios que puede hacer tantas cosas impresionantes, cosas inconmensurables, cosas más grandes de lo que podríamos pedir o imaginar a través del poder que obra en nosotros, para Él sea toda la gloria …» (Efesios 3: 20-21) .

 

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