Se fue Pablo! Ahora! ¿Quién podrá defendernos?
Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre, porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán al rebaño. Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para arrastrar tras sí discípulos. Hechos 20:28-30
Leyendo este pasaje del Nuevo Testamento me pongo a pensar en el sentimiento de tristeza mezclado con temor que recorrería el cuerpo de todos los creyentes que estaban en esta ocasión despidiendo a Pablo, era un adiós triste y sin ninguna esperanza de un pronto encuentro. Sin embargo, fijando nuestra atención en las recomendaciones, exhortaciones y advertencias que el apóstol hace a estos cristianos podemos darnos cuenta que la preocupación no es por si mismo, si no, más bien por los terribles peligros que iba afrontar la iglesia en Mileto después de la partida de Pablo.
¿Cuáles eran los riesgos que se tendrían que afrontar? lobos externos y ovejas internas estos serian una amenaza sin igual para la estabilidad y la salud de los creyentes de esta joven iglesia. Desde mi punto de vista entre las dos antes mencionados el más peligroso es el interno, ¿Por qué? Precisamente porque ya esta dentro, tal vez es un hermano muy querido, el líder más destacado o un familiar y sin querer ofenderte es probable que seas tu mismo.
¿Cómo puedo defender mi fe de un ataque así? El primer paso para presentar una defensa adecuada es la constante revisión del manejo de gobierno en la iglesia, la toma de decisiones, la resolución de los conflictos internos entre otros. Cuando en la iglesia no se abre un espacio a la crítica, opinión, diatriba y al intercambio de ideas es probable que se estén cometiendo errores y no se establezcan los mecanismos para poder detectarlos y corregirlos. En muchas congregaciones cualquier intento sincero de objetar alguna acción o enseñanza puede ser tomado como un acto de rebeldía y murmuración. Más de un líder ha tratado de manipular a sus congregaciones con una supuesta investidura ministerial, y que cualquier ataque contra él se le hace al mismo Dios esto lo hacen con el simple propósito de acallar las voces contrarias que tratan de corregir alguna desviación que pudiese estar ocurriendo en medio de esta congregación.
En segundo lugar debemos examinar que lugar ocupa la predicación de la Palabra de Dios en la liturgia y el programa de la iglesia, aquí si tenemos mucha “tela que cortar” ya en los últimos tiempos muchos creyentes cambian y buscan una congregación que tenga las siguientes características; una buena banda musical, un pastor con mucho carisma, y que la liturgia del servicio incluya un espacio extenso de “adoración y alabanza”, en muchos de los casos no importa el contenido de lo que se predica sino como lo predica. Conjuntamente con esto, nutrida cantidad de la música que se escribe y se vende hoy en día en medio nuestro lleva un alto contenido de sensualismo esto llega por supuesto a cada creyente a centrarse totalmente en la búsqueda de experiencia sensorial que no tienen nada que ver con el verdadero impacto que debe causar Dios a través de su Palabra en la vida de cada creyente.
En una ocasión una creyente me comentaba: “que en su iglesia la predicación se había convertido en una clase de charla de psicología”, podemos preguntarnos hoy! ¿Qué esta pasando en nuestros pulpitos? ¿Qué pasa con la letra de las canciones que entonamos a Dios? Podemos decir sinceramente que en nuestros pulpitos ¿La Biblia es la lámpara que nos hablaba el salmista? No es difícil poder detectar que mucho de esto sucede hoy alrededor nuestro. Me permito citar al teólogo Juan Stam cuando dice;
“El verdadero evangelio es un mensaje de salvación por la gracia de Dios, pero no por la gracia barata; de justificación por la fe, pero por “la fe que obra mediante el amor eficaz” (Gál 5:6 paráfrasis personal). Jesucristo nos llama a tomar la cruz y seguirlo a él (Mat 16:24), no sólo a ser creyentes o miembros de alguna iglesia y recibir beneficios gratuitos. Nos manda al mundo, no a comerciar con una serie de productos religiosos, ni tan sólo producir simpatizantes “que creen todo lo que os he enseñado”, sino a hacer discípulos, dijo Jesús, “que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mat 28:20). Cristo nos llama a todos a la aventura del discipulado radical” 1
En tercer y último lugar hay que estar alerta, Pablo insta a Timoteo a cuidarse de si mismo (1ra. Timoteo 4:16) precisamente el peligro estaba en descuidarme a si mismo, debo revisar cuales son mis más sinceras, profundas intenciones y motivaciones que me mantienen en el ministerio. La presión del líder por ver crecer su congregación le puede llevar a sacrificar muchas cosas importantes, el deseo de mejorar económicamente le puede mover a caer en situaciones que en nada le van ayudar, el descuido en el estudio serio, sistemático y profundo de las Sagradas Escrituras, y en el peor de los casos una desnutrida vida de oración y devoción al Señor, sumado a la tendencia a veces hasta “enfermiza” de la innovación, el cambio sin razón, de igual forma puede llevarnos al caos, cuando vuelvas en si! (cuan hijo prodigo) estas en el más hondo pozo de lodo, tal vez pensando ¿Quién eres? ¿Qué es lo correcto? ¿A dónde debo seguir?.
Es probable que se pierda el rumbo cuando intentas ajustar los parámetros básicos que te ayudaran a llegar sano y salvo al destino señalado. Algunos sacrifican sus principios por lograr el fin, (aunque este muy sabroso el plato de lenteja), recordando a Esaú. Hoy es el día de regresar al fundamento de toda nuestra fe, La Palabra de Dios esta en verdad es la lámpara que nos alumbra, defiende tu fe, no cedas, no comprometa tus creencias.
1Citado del escrito Hoy también hay “evangelios que no son” de Juan Stam, escrito y publicado en Lupa Protestante. 13 de Julio del 2007.