Que nadie nos mueva
Si Que nadie nos mueva es mensaje orientado a permanecer en Cristo. El capítulo 2 de primera carta de Juan indican la importancia de ir desarrollando una fe inamovible que nos oriente a una madurez espiritual
1 Juan 2:18-29
La palabra “permanecer» es una de las favoritas del apóstol Juan. En su evangelio la usa 34 veces, y en sus cartas 19 veces. Solo en este capítulo aparece 11 veces. En el griego la palabra se conoce como “méno” y tiene un significado muy particular. Por un lado se refiere al hecho de habitar en la casa de los dueños, permanecer como huésped en casa de alguien, también significa mantener una comunión ininterrumpida con alguien.
Otro significado es tener un amigo que permanece y está allí para ayudarte en tiempos de necesidad. El asunto es que la vida pareciera estar determinada por la palabra “permanecer”. En el aspecto positivo se nos ordena a permanecer en nuestras metas, planes y objetivos que nos trazamos. El éxito está determinado, en la mayoría de los casos, en la forma cómo permanecemos en lo que nos hemos propuesto.
Permanecer
Usted será un buen padre, esposo y hombre si se propuso permanecer amando a su esposa (o), obedeciendo a sus padres y sus superiores. En el área profesional, usted será un hombre o una mujer que avanzará siempre si se propuso permanecer en el estudio disciplinado y esforzado. Si campo es el trabajo y los negocios,, usted será un buen emprendedor si permanece logrando sus objetivos y terminando bien sus tareas.
En el área espiritual, usted será un buen cristiano si permanece en el Señor y en su palabra. Los frutos en nuestra vida están relacionados con esta palabra. Jesús lo afirmó de esta manera: “Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho” (Jn. 15:7). He aquí el secreto del poder espiritual. He aquí donde se logran las auténticas batallas en la vida del creyente. Estudiemos juntos uno de los riquísimos pasajes de permanecer en Cristo bajo el tema general: Enraizados en Cristo. Cuáles son las razones para permanecer en Cristo
Para que nadie nos mueva de lo que hemos oído
El pasado de nuestra permanencia
1 Juan 2:24a Todo creyente debe tener un acta de nacimiento. El evangelio es la gracia soberana de Dios que interviene en el pecador por medio del Espíritu Santo produciendo en el corazón la experiencia de la regeneración. Nosotros oímos de esa salvación. Alguien nos predicó en algún momento acerca de ella. Juan nos dice que eso que oímos, recibimos y aceptamos debe permanecer en nosotros. Este es el gran tema de la perseverancia de los santos.
Hay un evangelio que no puede ser cambiado. Los falsos maestros quisieron desviar a los creyentes de la fe en Cristo, pero Juan les recuerda que, si bien es cierto que el error vendría, incluyendo la presencia del anticristo, ellos habían sido salvos y eso les debería ayudar a saber que estaban en el verdadero Dios como lo dirá mas adelante. Observe como Juan en un mismo texto hace tres referencias a la palabra “permanecer”. Si la palabra recibida permanece en nosotros, entonces eso es garantía que también permaneceremos en el Padre y en el Hijo. Nada nos da más seguridad que saber que nuestra permanencia en la salvación está amparada por el Padre y por el Hijo.
La continuación de nuestra permanencia
1 Juan 2:24b El asunto de nuestra salvación no es solo una experiencia del pasado, sino una realidad que debe acompañarnos en el presente. En la vida cotidiana nos duele mucho cuando nos hemos propuesto permanecer en alguna meta loable y pronto la dejamos atrás. Lo mismo sucede cuando vemos a algún ser amado abandonando aquello que pudo cambiar su vida futura. Pero si bien es cierto que los seres humanos podemos dejar de permanecer en aquellas cosas que nos propusimos y seguir viviendo, esto no se aplica para la vida eterna. El asunto de nuestra salvación no está respaldado por un dejar y comenzar la salvación.
No se trata de vivir un tiempo consagrado al Señor y después tomar la decisión de abandonar aquello donde un día sentimos el gozo de la vida eterna. La idea de este texto es mostrarnos que quien ha recibido al Señor como su único y auténtico salvador, está determinado a permanecer en él. El evangelio es una semilla que nació y creció en nuestro corazón lo cual hace que en ese mismo lugar se encuentre sus raíces. Son pues esas raíces las que nos dan la permanencia en la salvación eterna.
Para que nadie nos mueva como otros se han movido
Salieron de nosotros
1 Juan 2:19a Este versículo como otros que Juan escribe hace un énfasis de una misma idea o de una misma palabra para fijar en la mente de sus lectores la importancia de lo que quiere que éste entiendan, o de la enseñanza doctrinal que debe ser aplicada. Es así como en un mismo texto, la palabra “nosotros”, la repite cuatro veces. En el imperativo de permanecer en Cristo aparece esta declaración del apóstol. ¿A quienes se refiere el apóstol cuando dice “salieron de nosotros?”.
En todo el contexto de este pasaje Juan esta hablando del anticristo y de los anticristos. Habla de los engañadores que vienen a la iglesia y nacieron y cual cizaña con el trigo crecen al mismo tiempo y en el mismo lugar. Con el tiempo se pone de manifiesto quién es quién dentro del seno de la iglesia. Los que actúan de esta manera dentro de la iglesia tienen un solo propósito: confundir y apartar a los débiles en la fe para que tropiecen y se apartan. Al final tales personas salen de la iglesia, no permanecen porque en realidad no son de Cristo. No debe sorprendernos cuando alguien se va de la iglesia y no regresa. El mismo Señor dijo que no es de toda la fe.
Porque si hubieren sido de nosotros
1 Juan 2:19b Juan sigue con la misma idea de aquellos que no permanecen porque simplemente no pertenecen. Esta otra palabra define la condición de las personas que esta describiendo el apóstol. Cuando él dice que si ellos hubieran sido de nosotros nos está revelando una verdad que a veces cuesta creer, y es que no todos los que dicen “Señor, Señor” son pertenencia divina. La membresía de la iglesia no es garantía que soy salvo.
El ladrón en la cruz no tuvo tiempo de pertenecer a una iglesia, sin embargo, recibió las palabras consoladoras que le dijeron “hoy estarás conmigo en el paraíso”. Por supuesto que no estamos afirmando que la iglesia no es tan importante para el asunto de mi permanencia en el Señor. Si Cristo murió por su iglesia, ella como el cuerpo de Cristo es la mejor expresión mediante la cual cada auténtico creyente crece, se desarrolla y permanece en su fe. Esto pone de manifiesto que en la iglesia van a permanecer los que ya pertenecen en Cristo. Lo que finalmente nos asegura esta palabra del apóstol Juan es que los que son de él no se van. Permanecen para siempre. “Mis ovejas oyen mi voz… y me siguen …”.
Para que nadie nos mueva de la unción que tenemos
Pero vosotros tenéis la unción del Santo
1 Juan 2:20 El “pero” como conjunción de este versículo necesariamente hace una conexión con el tema anterior. Juan esta hablando de los que “salieron de nosotros”, refriéndose a aquellos falsos maestros que entraron a las iglesias enseñando y confundiendo a los hermanos en la fe. Los tales no tuvieron una experiencia de salvación porque hubieran permanecido en Cristo. De esta manera se nos da a conocer que los que permanecen en el Señor es porque tienen la “unción del Santo”.
Por cierto, que es Juan el que trae hasta cuatro veces este tema en su carta, para dar seguridad a sus lectores respecto a lo que habían creído y en quién habían creído. ¿A que se refiere esto? En el Antiguo Testamento había tres oficios que eran objetos de una unción especial: el sacerdote, el profeta y el rey. Había toda una ceremonia estricta para aplicar esto. Hoy día esta palabra parecer haberse deformado, pues es aplicada a una especie de “casta santa”, sobre todo cuando se refieren a hombres con una “unción especial”. Pero contrario a esto, Juan nos asegura que cada creyente es poseedor de esa “unción del Santo”; eso es, del Espíritu Santo.
La unción misma ensena todas las cosas…”
1 Juan 2:27b Juan atribuye al trabajo de esta unción nuestra permanencia en Cristo. Bien se puede decir que es el “aceite del Espíritu” que ha ungido nuestros corazones que nos asegura tal permanencia. Pablo va a hablar en la carta a los efesios acerca del “sello del Espíritu Santo” como la garantía que ya sostiene nuestra salvación. Todo esto nos revela el gran recurso de nuestra permanencia en Cristo. El texto nos dice que la misma unción se encarga de ser nuestro Maestro en enseñarnos todas las cosas. Y es que en resumen nadie podrá mostrarnos el evangelio como lo hará el Espíritu a través de la verdad de la palabra misma.
Hay algo maravilloso en esto y a veces incomprensibles para nosotros. ¿Que tanto ha oído usted del tema de la unción? ¿Sabia usted que somos poseedores de una unción que nos hace una permanencia divina? Juan dice que la unción es “verdadera, no mentira”. Bien pudiera haber aquellos que se abrogan una unción especial, pero al final resulta falsa. Si asumimos que la unción es verdadera, y un equivalente a esto sería la palabra de Dios, entonces a la conclusión que llegamos es que nada ni nadie podrá apartarnos de lo que ya tenemos, sino que al final permaneceremos para siempre.
PARA QUE NADIE NOS MUEVA DE LAS BENDICIONES RECIBIDAS
Permanecer en él nos da confianza
1 Juan 2:28a Observe otra vez la manera como Juan trata a sus lectores como “hijitos”. Es algo muy tierno para llamar a sus hermanos en Cristo. Y esta forma de llamar a sus hermanos le lleva al tema mas importante que ha tocado en este capitulo: permanecer en Cristo. Cuando uno permanece en intimidad con una persona a quien ama, necesariamente tiene que conocerla, hablando de sus virtudes y sus defectos. Los esposos son un ejemplo de eso.
Nuestra relación con Cristo no podía darse de otra manera. Mientras más permanecemos en él, más confianza tendremos para cuando el regrese en su venida. Esto plantea que cualquier temor que tengamos cuando pensamos en su regreso es porque no estamos tan cerca de él. Así que la mejor manera de prepararse para la venida de Cristo es vivir con él todos los días. Vivir en el temor si me voy o no cuando él venga tiene que producir un estado de inseguridad. La venida de Cristo es el evento mas importante para el cual el creyente tiene que estar preparado. La presencia del Espíritu en nosotros tiene la misión de ayudarnos asegurar nuestra confianza para aquel día.
Permanecer en él evitará la vergüenza
1 Juan 2:28b Este es uno de esos textos tristes de las Escrituras. Yo he llegado a pensar en dos posibles interpretaciones de este. Uno seria que, ciertamente, cuando Cristo venga aquellos que tuvieron tantas oportunidades, pero rechazaron a Jesús, se retiraran avergonzados de su presencia porque despreciaron el tiempo de la gracia y vivieron más para permanecer en su propia vida, derrochándola y complaciéndose así mismo. Los tales no solo se retirarán avergonzados, sino que irán a un castigo eterno donde tendrán que recordar día y noche el rechazo que hicieron de la salvación. Pero creo que ese día habrá otro grupo que también se retira de su presencia avergonzados, y eso grupo estará compuesto de muchos cristianos.
Quizá le sorprenda esto que estoy escribiendo. El asunto es que cuando Cristo venga habrá muchas sorpresas. El juicio del “tribunal de Cristo” tendrá que ver con el asunto de los galardones. Aquel será el día del gran gozo por el trabajo hecho, o de alejarse delante de el avergonzado. El pasaje que hemos analizado nos dice que si permanecemos en el entonces llevaremos muchos frutos. Y esos frutos al final recibirán su recompensa. ¿Se acercará o se alejará cuando Cristo venga?
Conclusión
En el pasaje que terminamos de usar aparece la palabra “permanecer”, con sus derivados, siete veces. Si entiendo bien esto, el siete es el número de la perfección en la Biblia. La salvación es un hecho de parte de Dios, pero yo soy llamado a permanecer en Cristo. El ser humano es muy cambiante en sus decisiones. No es muy dado a permanecer, de allí que no es extraño que viva probando una cosa y la otra para sentirse bien. Hermano, no deje su lugar.
Permanezca en el Señor. Hay alguien que vendrá una y otra vez a tu vida para moverte de lo que lo has oído y has creído. Hay alguien que está interesado en que retroceda, desanimándote y hasta crear en ti un espíritu de rebeldía para que no sigas adelante. Aquí sería bueno que recordemos lo que nos dice la palabra que nosotros “no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para la preservación del alma” (Hebreos 10:39). Que nadie nos mueva, pero sí que nos mantengamos firmes sin fluctuar.