El devocional de hoy
Cambiando lo más por menos
Lectura: Génesis 25:30-34; Hebreos 12:15-17(Hebreos 11:24-25) Por la fe Moisés, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado,
(Hebreos 12:16-17) de que no haya ninguna persona inmoral ni profana como
Esaú, que vendió su primogenitura por una comida. Porque sabéis que aun
después, cuando quiso heredar la bendición, fue rechazado, pues no halló
ocasión para el arrepentimiento, aunque la buscó con lágrimas.
Conocía una vez a un hombre que era el capitán de los guardias de seguridad
del edificio de la administración de emigración y naturalización de los
Estados Unidos en Los Angeles, California.
Este hombre ganaba por lo menos unos tres mil quinientos dólares por mes de
salario. Un día las mismas cámaras de la seguridad que él mismo controlaba
le pillaron robando la bolsa de una mujer pobre. Era un crimen de escalas
mayores porque se había llevado acabo en propiedad federal. Él está en la
cárcel ahora. ¡Aún más tonto se siente el hombre ahora porque la cartera
solamente tenía treinta y cinco dólares! ¡Él perdió todo por treinta y cinco
dólares!
De la misma manera, hay muchos que en su afán de buscar una noche de placer,
o una ganancia rápida o un gusto momentánea pierdan algo de gran valor para
ganar algo que resulta ser un espejismo. La Biblia con tanta lógica nos
exhorta, "no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no
se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven
son eternas". (II Corintios 4:18)
Jonás se dio cuenta de esta gran verdad después de intentar de realizar su
propia voluntad sobre la voluntad de Dios (Jonás 2:8). Esaú se dio cuenta de
su error después de haber cambiado todas las bendiciones de Dios por un
plato de lentejas. ¡Y el día siguiente tenía hambre otra vez! Millones de
jóvenes se dan cuenta de su error la mañana después de haberse desenfrenado
en su búsqueda del placer.
Los verdadero medidores del valor de algo no es el valor que los hombres
ponen, ni es su precio actual en el mercado, sino el tiempo y el lecho de la
muerte. ¿Qué valor tendrá en cinco, diez, veinte, cien, mil o cien mil años
de ahora o en la hora de tu muerte?
TU RELACIÓN CON EL SEÑOR JESUCRISTO ES DE INCALCULABLE VALOR Y LA ÚNICA COSA
QUE PODRÁS LLEVAR A LA ETERNIDAD.
(Jonás 2:8) Los que siguen vanidades ilusorias, su propia misericordia
abandonan,
Hno. Prince Parker