La Fundación National Geographic ha anunciado al mundo a través de los medios de comunicaciones masivos con bombos y platillos que ha tenido acceso a unos papiros de 1.700 años de antigüedad conocidos como el Evangelio de Judas . Explicaron como un deteriorado manuscrito en dialecto copto desenterrado de Egipto a finales de las décadas de los 70, se había abierto camino a través del mercado negro de antigüedades hasta que fue rescatado de la oscuridad por la Maecenas Foundation for Ancient Art de Basel (Suiza). la Fundación National Geographic ha invertido cientos de miles de dólares en un proceso que ha unido a paleontólogos, restauradores, arqueólogos, académicos y traductores en la recuperación de un documento cuya historia parece sacada de una película de leyenda tipo Indiana Jones.
Todo indica que se trata de un evangelio gnóstico, la gran corriente del cristianismo que en los siglos II y III disputó la hegemonía de la interpretación del mensaje de Jesús a la corriente conservadora de la Iglesia. Los gnósticos atribuyen a Dios el mal en el mundo y afirman que creó el mundo de un modo desordenado. Por esto, son partidarios de la rehabilitación de figuras del Antiguo Testamento como Caín, que mató a su hermano Abel, y Esaú; el hermano mayor de Jacob, que vendió sus derechos de primogenitura por un plato de lentejas. Judas entra perfectamente en la visión gnóstica que muestra que Dios quiere el mal del mundo
Sea como fuere, el llamado “Evangelio de Judas” es una obra real que circuló por lo menos durante algunos años entre ciertos sectores del mundo antiguo. Este ”evangelio”, sin embargo, nunca fue incluido entre los evangelios canónicos e inspirados reconocido y aceptado por la Iglesia. Ireneo, un obispo de Lyon (Francia) discípulo de Policarpo, que vivió entre el 130 al 195 d.C. escribió en su primer tratado que nos ha llegado para refutar a los gnósticos y otras corrientes heréticas de su tiempo. Ireneo nos muestra en sus escritos cual era la doctrina común de la iglesia hacia fines del segundo siglo; en su obra Contra los Herejes 1,31,1, escrita en torno al año 180.
menciona ya la existencia de un llamado Evangelio de Judas, utilizado por una secta gnóstica conocida como los cainitas. Los cainitas fue una secta gnóstica (175-225) que pretendía que el Creador era malo y ensalzaba tanto a Caín como a Judas. Ireneo sostenía que el “Evangelio de Judas” era una “historia ficticia” que la secta de los cainitas (seguidores de Caín) había escrito “en el estilo de los evangelios”. Los cainitas (según Ireneo) creían que Judas tenía conocimientos secretos, y que la meta de Judas era “causar confusión en los cielos y en la tierra”.
Este manuscrito es posible que pertenezca a uno de los papiros de Nag Hammadi que se extraviaron después de su descubrimiento en 1945. Al igual que éstos, es una traducción del siglo IV al copto de un original griego del siglo II, pues el copto era la lengua más utilizada por los cristianos egipcios a partir del siglo III. En la Antigüedad era muy frecuente, tanto entre los judíos como entre los cristianos o los griegos, atribuir un escrito a un personaje famoso para darle mayor autoridad. Esto es lo que se denomina la pseudoepigrafía o falsa atribución. Se acostumbraba a atribuirlos a un personaje histórico relacionado con Jesús, bien como seguidor de éste o bien como enemigo. Baste recordar el interesante escrito conocido como Actas de Pilato, basado en la creencia de que Poncio Pilato se habría arrepentido y convertido, tanto es así que la Iglesia Copta lo conmemora entre sus santos al igual que la católica venera a san Cornelio, el centurión que atravesó con su lanza el costado de Jesús.
La enorme cantidad de evangelios gnósticos y ocultistas que proliferaban en las comunidades cristianas definitivamente no transmitían para nada la enseñanza de Jesucristo y no hacían más que confundir a los creyentes. Por esto, la Iglesia se vio en la necesidad de prohibir la circulación de numerosos evangelios apócrifos entre sus comunidades. Los Evangelios canónicos en todo caso no representaron mayor problema a la hora de descartar a los falsos; solo San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan, eran claramente legítimos, el resto eran groseras alucinaciones e inventos. De estos cuatro evangelios existen copias desde el siglo II. Por esa razón, a la Iglesia no le preocupa el encuentro y la traducción de este texto escrito algunos siglos después, ya que no transmite una enseñanza auténtica sino algo creado en el siglo III. No dice otra cosa que lo que pensaba un pequeño grupo sectario, rechazado por los cristianos.
Al igual que con el "Código Da Vinci", y algunas películas, se pretende señalar que estos textos fueron "ocultados" por la Iglesia Cristiana y que contienen "la verdad" sobre Jesucristo y los primeros años de la Iglesia. Esto es una falsedad sin precedentes, nunca antes tanta gente estuvo tan dispuesta a caer en engaños de este tipo, estos textos se han conocido desde siempre, tanto por católicos como por protestantes, y siempre ocuparon el lugar que merecen: Textos antiguos de esoterismo, gnosticismo y ocultismo que solo sirven para reconstruir algunos aspectos de la vida y de la sociedad en medio de la cual se desarrolló el cristianismo, pero nunca han sido revelación de Dios, y así lo han destacado todos los eruditos honestos de la historia, de todas las confesiones.
El enorme éxito financiero de «El Código da Vinci» ha abierto sin duda la caja de Pandora y ha dado incentivos monetarios a teorías y novelas de este tipo.
Michael Baigent, autor de «Sangre Santa, Santo Grial», ahora ha escrito el libro «The Jesus Papers» (Los documentos de Jesús) en el que recicla la vieja historia de que Jesús sobrevivió a la crucifixión. Y un nuevo estudio «científico» recién publicado afirma que las condiciones meteorológicas podrían haber hecho que Jesús caminara sobre un pedazo de hielo flotante en el Mar de Galilea, cuando en el Evangelio dice que caminaba sobre el agua. Básicamente, para quienes rechazan tajantemente la posibilidad de los milagros, cualquier teoría, por extraña que pueda ser, es mejor que las afirmaciones bíblicas
Que la figura evangélica de Judas fuese utilizada por los grupos gnósticos que defendían una interpretación críptica, esotérica y simbólica del mensaje de Jesús, no tiene, pues, nada de sorprendente. La recuperación de este nuevo texto será de gran interés para conocer mejor algunas de las corrientes cristianas de los primeros tiempos, pero no alterará en nada la fe de los creyentes ni nuestros conocimientos de la figura histórica de Jesús de Nazaret. No es de extrañarnos que en esta época de relativismo, aparezcan sujetos inescrupulosos y con intenciones ocultas, tratando de engañar a las masas, pretendiendo que estos escritos antiguos tienen alguna validez teológica o doctrinal, o por lo menos de verdad histórica; sin duda es un ataque a la Biblia y a la Iglesia Cristiana. Este texto antiguo representará un gran negocio para los editores, pero sólo un pequeño avance para la ciencia.
“Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y lazo, en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:9-10)
“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los se salvan, esto es a nosotros, es poder de Dios. Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos” (1 Corintios 1:18-19)
“El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque han de discernir espiritualmente” (1 Corintios 2:14).