Ya llevamos varias entregas y en algunas hemos discutido lo que no es la adoración. Si no entiendes el porqué me centré en esto te invito a que revises la entregas anteriores. Pero ahora continuaremos descubriendo lo que en realidad es la adoración tal como lo definen las escrituras.
El capítulo cuatro del evangelio de Juan incluye una de expresiones más claras en toda la Biblia referidas a la adoración. En este pasaje, Jesús le revela gentilmente a la samaritana cuan pecaminoso es su corazón. Repentinamente, ella usando quizás una táctica para evitar el cuestionamiento, expresó su interés en algo teológico preguntando «¿Dónde debemos adorar a Dios en el monte de Gerazim o en Jerusalem?». Con una gracia inimitable Jesús contestó a su pregunta pero sin dejar de poner el foco en el corazón de la mujer: «Los verdaderos adoradores adoran al Padre en Espíritu y Verdad, pues esta clase de adoradores son los que el Padre busca» (Jn 4:23). Aquí Jesús enfatiza algo que quizás dejamos a un lado en nuestro concepto de «adoración», porque muchas veces que es una combinación esto es: verdadera adoración.
Hace algunos años asistí a una conferencia bíblica en Inglaterra. En uno de los seminarios la adoración fue guiada sólo por un guitarrista. Esta persona tenía una voz nada excepcional y tenía problemas para dejar que los cantos fluyeran uno tras otro con naturalidad. Sus contribuciones verbales no ayudaban para nada. Yo estaba al final de la sala y pensaba para mis adentros «Bueno al menos creo que debo aprender algo de esta situación», y de pronto Dios en una inimaginable demostración de gracia usó a un hombre mayor que se sentaba al lado mío para enseñarme. Mirándome con un rostro radiante me dijo: «¿No es hermosa la sencillez cómo estamos adorando?
Tengo que reconocer que este comentario me llenó de orgullo, arrogancia y despertó mi espíritu crítico. Sentía una tremenda lásitma por este anciano quien seguramente no sabía mucho de lo que era «adorar en verdad». Hoy en día estoy convencido que que esa noche uno de nosotros no estaba adorando a Dios en espíritu, y esa persona era precisamente yo.
Entonces ¿qué es «adorar en espíritu y en verdad? En un nivel sencillo, adorar «en espíritu» describe una actividad interna en nuestros espíritus que son capacitados y guiados por el Espíritu Santo que mora en todo cristiano. Adorar «en verdad» significa que nuestro foco está centrado en las verdades objetivas de Dios, y que nuestras respuestas a esas verdades están guiadas por la Palabra de Dios. Uno de mis objetivos con estas columnas es dar aspectos bíblicos que nos guíen a entender y a experimentar la adoración «en Espíritu y en Verdad». Lo más esencial de la adoración y que no debemos olvidar a pesar de nuestra herencia, entorno o cultura es que LA ADORACION ESTA CENTRADA EN DIOS.
Es este el propósito de la adoración. Para revelar la maravilla única de quien es Dios, porque el mismo se revela en la verdadera adoración en la medida que nuestra mente y nuestro corazón se centran El y se olvidan de los problemas que nos afectan. Nos maravillamos en la belleza intínsica de la creación de Dios. Nos asombramos en la Cruz donde el Príncipe de Gloria murió. Es allí donde somos tomados por Dios el Padre, el Hijo y el Santo Espíritu.
Jesús nos enseñó en las primeras frases del Padrenuestro que no deberíamos enfocarnos en nuestras necesidades sino en su gloria, en honrar su nombre, extender su Reino y hacer su voluntad. Esto en realidad no es nada fácil pues usualmente estamos centrados en nosotros mismos, pero debemos perseverar pues no hay nada más importante. (John Stott, Cristianismo Básico)
La adoración que agrada más Dios se centra en Él mismo: en su grandeza, Su naturaleza, Sus acciones, sus deseos y en su presencia. La meta de la adoración no está determinada por lo que nos gusta o lo que sentimos sino en Dios mismo. No esta centrada en una atmósfera, un canto ó una sensación. Este es el punto elemental de la verdadera adoración espiritual.
La adoración debe estar vocada en Dios pues nosotros tendemos a adorarnos a nosotros mismos. Esta auto-adulación nos puede llevar muy fácilmente a que pensemos que para un servicio de adoración debemos «trabajar para lograr la presencia de Dios». ¡Que tarea tan absurda y tan distante de la perspectiva bíblica!
Hasta la próxima y espero que Dios sea tu delicia
Bob