El llamado del músico cristiano (4a. Parte)
En nuestra anterior entrega vimos como Romanos 12:1 enseña que los músicos cristianos están llamados a presentar todas sus vidas en adoración, no sólamente con su música en el versículo siguiente Pablo nos da dice algo más acerca de nuestro llamado divino.
«No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta» (Romanos 12:2, NVI).
Cada músico cristiano tienen un llamado a ser diferente de los del mundo. Se supone que existe una direrencia entre el mñusico que vive de acerudo a esta era y aquel que ha probado la vida que ha de venir. ¿Pero de que manera somos distintos a los que están en el mundo? El apóstol Juan nos da luz a esta pregunta
«No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo –los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida– proviene del Padre sino del mundo» (1 Juan 2:15-16, NVI).
Aquí Juan identifica la palabra «mudno» como una actitud interna hacia el anhelo de nuestro corazón por complacer nuestros apetitos, codiciando y siendo arrogantes- Esta forma de pensar y toda la que le acompaña esta opuesta a Dios y es totalmente incompatible con Su Naturaleza y los propósitos que El tiene para con nosotros. Juan nos muestra una imagen en blanco y negro y sin tonalidades grises de lo que son los valores del mundo y lo que Dios estima y ambas cosas no tienen el mismo sentir.
Esto incluye la forma como llevamos nuestras vidas, como usamos nuestras posesiones, las metas que nos trazamos, nuestros propósitos de cambio, y las formas como pensamos acerca del sexo, las relaciones interpersonales, la comida, el éxito, la familia, los viaje y la música.
Como músicos yo creo que debemos distinguirnos del mundo al menos en cuatro aspectos.
Primeramente, y de manera opuesta al mundo, los músicos cristianos producen arte por amor a Dios en lugar de por amor al arte.
Arte por amor al arte implica que nuestra que el motivo de hacer música se basa en su forma, su belleza trascendetal o nuestra preferencia hacia un estilo determinado. Terminamos entonces extaltando y estimando a la música. El éxito se mide que tanto nos fascinamos y nos deleitamos por la música que creamos.
En constraste, los músicos cristianos hacemos arte por amor a Dios, con el conocimiento que existe un propósito mayor que la música que suena. ¿Deberían entonces los cristianos esforzarse por hacer la mejor música? Claro que sí. No hay nada malo en ser creativos y ser exelentes. Sin embargo esto debe estar dentro de su contexto y lamentablemente casi siempre no lo está.
Por ejemplo, mucha creatividad y esfuerzo puede producir un concierto excelente, pero hacer esto en cuando como congregación adoramos puede distraernos de la adoración en lugar de promoverla. Los músicos cristianos deben comprender que la música existe para la gloria de Dios y esto significa que debe desarrollar nuestra relación con El y debe profundizarla.
La música musica no sólo se limita seguramente a descubrir y a expresar sensaciones de comodidad, de alegría, de amor y de paz. Dios no está en contra que sintamos gozo con la música. Sin embargo, como todos sus dones, ellos deben conducirnos a Dios. Nos gozamos con la música porque refleja el carácter, la naturaleza, la belleza, y la creatividad de quién nos lo dio.
En nuestra próxima entrega hablaré de los tres aspectos que faltan que hacen que el cristiano sea distinto al que está en el mundo.
Para Su Gloria
Bob Kauflin
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