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Cuando la debilidad es una fortaleza

Cuando la debilidad es una fortaleza

Cuando la debilidad es una fortaleza es un estudio bíblico basado 2 Corintios 12:1-10 y 13:4 del pastor Julio Ruiz

¿Hay alguien acá que no tenga una debilidad? ¿Cuál es la suya? Le tengo una buena noticia, cualquiera sea su debilidad, Dios la puede transformar en bendición. ¡Ojo, no dije que a Dios le gusta su debilidad, sino que él sabe cómo usarla para su propósito! ¿Sabe usted cuántos defectos físicos, emocionales, espirituales e intelectuales tenemos? Obviamente son muchos. Pero con frecuencia negamos nuestras debilidades, y en algunos casos hasta las defendemos, las excusamos, las ocultamos y hasta las resentimos.

Al hacer todo esto, Dios no puede usarnos como deseara hacerlo. Porque la perspectiva de Dios en torno a la debilidad es completamente distinta a la que nosotros tenemos. Así que si Dios usa a los imperfectos es muy alentador para todos nosotros. A veces pensamos que él solo quiere usar nuestras fuerzas, pero la verdad es que Dios desea usar nuestras debilidades. ¿Qué nos dicen las Escrituras? «…y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte» (1 Cor.1:27). Así que tus debilidades no son un accidente. Dios deliberadamente las permitió en nuestras vidas con el único propósito de demostrar su poder a través de ellas.

Jesús reconoció nuestras debilidades al decirnos que son los «pobres en espíritu», los bienaventurados (Mt. 5:3). Una debilidad es cualquier limitación que tengas, o heredaste, pero que no tienes poder para cambiarla. También es una limitación física, como alguna enfermedad crónica, quizá falta de energía o una incapacidad. Y al darte cuenta de todo esto pudieras llegar a la conclusión que Dios jamás te usaría. Pero es aquí donde la palabra bendita cobra vida en nosotros, pues «tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros». Tiene que saber que un «vaso de barro» es la mejor representación de nuestra debilidad, y allí Dios ha puesto su poder. ¿No es esto maravilloso? Pablo nos muestra su parte débil cuando habla de «un aguijón en la carne», pero después nos va a decir: «Pero cuando soy débil, soy fuerte». El que Pablo haya dicho esto es un gran consuelo para todos. De esto se trata nuestro tema. ¿Por qué la debilidad es mi fortaleza?

La debilidad es mi fortaleza porque ella le pone un freno a mi exaltación propia

La gloria permitida

2 Corintios 12:2. Pablo relata que la experiencia que tuvo con el Señor, una especie de «arrebatamiento» anticipado, había sucedido unos catorce años atrás. Fue traspuesto al cielo, al mejor estilo de los profetas anteriores, en una forma que él mismo no está seguro. No recuerda si fue en el espíritu o fue en el cuerpo. Y tampoco debemos especular sobre esto.

No podemos, ni es propio que lo sepamos aún conocer los detalles de este glorioso lugar y estado. Así que la intención de Pablo no fue exaltar lo que oyó sino magnificar a Cristo. De ese hombre él tiene el derecho de gloriarse. Es como su gloria permitida. ¿Por qué razón? Porque cuando vio el «tercer cielo» y el «paraíso», aquello fue una demostración del gran amor que Dios le tuvo. Pablo fue tan especial para su Señor, que le dio un anticipo de la gloria que le esperaba.

Amados hermanos, es una bendición saber que mis debilidades me ayudaran a descubrir, que lo único en lo que podré gloriarme será en la «cruz de Cristo». Cualquier experiencia que tenga con el Señor, debe llevarme a dar exaltarle. Si nuestra gloria, glorifica a Cristo, entonces vale la pena esa gloria.

La gloria no permitida

Le sorprende al lector el ver que Pablo no deja espacio para sí mismo, sino para que Cristo tome la preeminencia. En un mundo donde la adulación y la exaltación al ego son lo que valen, y por lo que se lucha, esta declaración apostólica pareciera estar descontextualizada.

Hay hombres, incluyendo a no pocos creyentes, que les importa mucho que otros los exalten y los reconozcan, sobre todo por sus éxitos y sus méritos. Pero cuánto necesitamos aprender de hombres como Pablo, y mayor aún de nuestro Señor Jesucristo, cuyas vidas fueron marcadas por la humildad. «Gloriarse en las debilidades» es un asunto que nos pone en la «raya», de manera que nadie tenga más algo concepto de mí que el que debe tener.

Preferir gloriase en las debilidades nos mantiene conscientes de lo que somos. Cuando los hombres caen de su «pedestal», pasan por la dura tarea de tener que bajar su ego y tener que humillarse ante aquello que un día miraban con menosprecio. No nos está permitido gloriarnos a nosotros mismos. Tal gloria es efímera y pasajera. Pero el gloriarnos en nuestras debilidades nos hará hombres con una visión distinta de nosotros y de los demás.

Las debilidades son los límites con los que Dios nos mantiene aptos para su servicio. ¡Prohibido gloriarse a si mismo!

La debilidad es mi fortaleza porque ella me revela el origen de mis sufrimientos

El aguijón de la carne

2 Corintios 12:7. El lugar donde Pablo fue llevado era propicio para que cualquier ser humano se exaltase sobre manera. Tengo la impresión que aquellos que hoy día se jactan de haber ido al cielo y regresado, al parecer no han leído este pasaje. Los hombres que caminan más cerca del Señor tarde o temprano serán visitados por algún aguijón.

Esto me hace pensar que no ha sido extraño que hombres con una profundidad espiritual, hayan tenido que sufrir de algo que los ha mantenido quebrantados. Se cuentan por miles los que han padecido de penosas enfermedades, como el caso de Spurgeon, a quien sus biógrafos describen con grandes enfermedades desde los 35 años. Entre otras cosas, sufría de la gota, de neuralgia y de reumatismo.

Todas estas eran dolencias extremadamente dolorosas. Observe que en este pasaje, Pablo aparece en un momento caminando en lugares celestiales y de repente lo encontramos en lugares muy terrenales. Él dijo: «Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera…».

No se sabe cuál era el aguijón que sufría, pero lo describe como un «mensajero de Satanás». Las debilidades tienen la misión de revelarnos la espina de la carne para depender más del Maestro. La debilidad me mantiene controlado.

Oración no contestada

2 Corintios 12:8. Hay debilidades en nuestras vidas que en no pocas ocasiones nos conducen a estados de quebrantamiento y, en algunos casos, hasta de desesperación. Por seguro le hemos pedido al Señor que las quite de nuestra vida, pero nos damos cuenta que ellas siguen en nosotros. ¿Cuál es el propósito?

El testimonio de Pablo nos ayuda a entender para qué Dios permite un «aguijón». Respecto a su caso, le había pedido a Dios tres veces que lo quitara, pues lo abofeteaba, pero la divina respuesta fue esta: «Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad».

Pablo nos revela cuál fue el método que Dios asumió para mantenerlo humilde y para evitar que se exaltara desmedidamente por las visiones y revelaciones que tenía. ¿Qué habría hecho usted? No se nos dice cuál era ese aguijón en la carne, si era una gran enfermedad o una tentación inmensa. La buena noticia es que Dios suele sacar bueno de lo malo para que nos protejamos del orgullo.

Si Dios nos ama, no permitirá que nos exaltemos desmedidamente. Lo que Dios permite está ordenado para curar el orgullo espiritual. Observe de dónde vino el «mensajero», pero Dios lo usó y lo venció para bien. Alguien ha dicho que: «La oración es un ungüento para toda llaga, remedio para toda enfermedad, y cuando estamos afligidos con aguijones en la carne, debemos entregarnos a la oración». Dios conoce tu aguijón.

La debilidad es mi fortaleza porque ella me muestra la suficiencia de la gracia

Bástate mi gracia

2 Corintios 12:9. Me gusta este versículo. Para el creyente que batalla con sus debilidades, el mejor recurso que tiene del cielo es la gracia divina. Nada supera la gracia de Dios. Por ella no solo somos salvos, sino que somos sostenidos en nuestro peregrinaje terrenal. La gracia es suficiente no importa cuál sea nuestra condición.

No es lo mismo sufrir en nuestros propios esfuerzos que sufrir acompañados de la gracia. Pero también este texto nos dice, que en esa parte donde soy débil, el poder de Dios se «perfecciona en la debilidad». ¿No es maravilloso esto? Pudieran haber otros «poderes» que agarran cuerpo en nuestras debilidades, pero que contemos con el poder de Dios haciendo su obra, hasta utilizarnos poderosamente, es una bendición inexplicable. Paradójicamente el Señor necesita más de nuestra flaqueza que de nuestra potencia. ¿Por qué razón? Porque nuestra potencia pudiera convertirse más bien en su rival. Dios quebrantó la fortaleza de Jacob, para que dependiera solo de Dios (Gn. 32:22-30).

La gracia, pues, es suficiente para iluminarnos y vivificarnos, suficiente para fortalecernos y consolarnos en todas las aflicciones y angustias. Donde somos débiles, su poder se perfecciona. Así que si usted reconoce sus debilidades e imperfecciones, dejará que la gracia se manifiesta y magnifica. Porque cuando somos débiles en nosotros mismos, es cuando llegamos a ser fuertes por la gracia de nuestro Señor Jesucristo. No importa cuán débil soy, su gracia me es suficiente.

El poder que reposa en mí

2 Corintios 12:10. Hay mucha gente en cuyas vidas reposan otros poderes. De hecho, en algunos reposa el poder de alguna inclinación pecaminosa. En otros reposa el poder de la ambición, de la fama, del prestigio etc. Pero hay una gran diferencia cuando al buscar en mi interior descubro que en mi reposa el poder de Cristo. Esto quiere decir que el Señor es suficiente para mí. Significa que con Cristo no necesito de nada ni nadie más.

Pablo ha dicho que frente a sus debilidades, le basta la gracia de Dios. Pero ahora ha dicho, que frente a sus debilidades reposa el poder de Cristo. Aquí hay algo maravilloso. Si el poder del Señor es el que reposa en mí, entonces, cuando soy débil, llego a ser más fuerte.

Fue el mismo Pablo quien al hablar de sus debilidades nos ha recordado que: «Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros…» (2 Cor. 4:7). La palabra «reposar» tiene que ver con «morar en una tienda». Jesús hizo morada en el mundo según Juan 1:14. Pues de igual manera, ahora ha hecho morada con su poder en nuestros corazones.

La debilidad es mi fortaleza por el feliz resultado al que soy conducido

Débil para el mundo

2 Corintios 12:10. La filosofía del mundo no es el ser débil sino fuerte. Olvídese que el mundo quiera saber algo de los débiles. Todos los hombres buscan ser fuertes, poderosos, como si con esto les permitiera estar por encima de los problemas. Por qué cree usted que los gobiernos prefieren tener a su pueblo en la ignorancia, en la necesidad, sin un interés real para sacarlo de la pobrezao el engaño. La razón es porque son muy fáciles de manejar, de convencerlos.

Muchos de ellos son comprados a través de las promesas, o con un poco de dinero, aunque al final le fallen en todo. Y cuando alguien se hace fuerte es difícil que pueda ver al débil. En la mentalidad de algunos, el hacerse cristianos, los hace muy débiles. Es más, algunos consideran que el cristianismo es para los pobres, los débiles, los llorones, los que no tienen poder, los que no tienen fuerzas.

Que es para las mujeres, los ancianos y para los niños. Y para otros extremistas, el evangelio es para los bobos y los cobardes. Qué bueno sería que leyeran Pablo, el hombre «fuerte». Él creía que tenía el control de todo. Irónicamente después fue conducido ciego de la mano por otro hombre, cuando él era quien aplastaba a los cristianos. Para algunos la bienaventuranza debería ser: «Bienaventurados los machos», en lugar de los mansos.

Fuerte para el Señor

2 Corintios 12:10. No nos interesa mucho la opinión que tenga el mundo si somos débiles, pues la que más nos importa es la de Dios. ¿Por qué decimos esto? Porque el que es débil en Jesús, siempre acude a él. Le buscará de corazón, le clamará con ruegos y súplicas en el espíritu, y escudriñará la Biblia, para luego someterse a la voluntad de Dios en obediencia.

Al hacer esto, uno se hace fuerte. La buena noticia es que a los que son débiles, Dios les envía sus ángeles que le protegen en su diario caminar. Pero los débiles no se quedarán para siempre así. La madre espera que un día su bebé sea fuerte. En la mayoría de los casos, todos los creyentes al comenzar son débiles, pero en la medida que se meten con el Señor llegan a ser gigantes en la fe.

Detrás de la debilidad de mi fe, puede esconderse un Milagro. Detrás de la debilidad de mis dudas, vendrá una respuesta oportuna. Detrás de mi debilidad de mi pecado, viene un seguro perdón. Y detrás de alguna derrota, aparecerá una victoria. Usted puede ser fuerte en el Señor.

Conclusión

Muchos de los gigantes de la fe fueron hombres débiles. Moisés era débil de temperamento, pero llegó a ser «el hombre más manso de la tierra» (Nm. 12:3). Gedeón era un esclavo de su baja autoestima y una inseguridad profunda. Sin embargo, Dios lo transformó en «un varón esforzado y valiente» (Jue. 6:12). La debilidad de Abraham era el temor, pero llegó a ser el «padre de todos los creyentes» (Ro. 4:11). Y qué decir de un David, con sus enormes debilidades, fue catalogado como «un varón conforme al corazón de Dios» (Hch. 13:22). Simón era una débil planta tirada por el viento, pero llegó a ser Pedro (la roca). Haga de su debilidad su fortaleza.

Convierta su debilidad en fortaleza a través de la gracia de Dios (Is. 40:31). Cuando crea que su debilidad es su obstáculo: «Diga el débil, fuerte soy» (Joel 3:10).

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