Testimonios

Jesús en China: Cristianismo en crecimiento vertiginoso

china2008-jul.jpgEl crecimiento del cristianismo en este pais está reconduciendo esta nación, su política y la forma como ver al mundo. Cada vez más las autoridades comunistas son más permisivas al cristianismo. Te presentamos un reportaje de este mover espiritual realizado por Chicago Tribune

El pastor Jin Mingri se acerca a la congregación y emite un inusual llamamiento: "Por favor, váyanse".  Y es un llamado literal de este pastor de 39 años de edad a sus seguidores apretujados en una pequeña sala convertida en iglesia en la capital China. "No tenemos suficiente espacio para que otros puedan venir, por lo que, por favor, quédense sólo en un servicio".

Un coro vestido con túnicas de color rosa está a su izquierda, al lado un guitarrista y una batería. Se puede escuchar la gritería de los niños jugando en una habitación contigua al santuario. Es un día de mucho trajín en una iglesia que, sobre el papel, no existe.

El cristianismo – reprimido, marginado y, en muchos casos, ilegal por más de medio siglo – está barriendo China. Estas iglesias abarrotadas de gente son un reto para el Partido Comunista oficialmente ateo.

Las estadísticas indican que las iglesias cristianas (en clandestinidad la mayoría) cuentan con 70 millones de files, una cifra similar a la de los miembros del propio partido comunista. Además se evidencia que cada hay más cristianos que son a la vez miembros del partido.

Rev. Jin MingriEl cristianismo florece porque ofrece un marco moral a los ciudadanos en contraposición a la era de capitalismo occidental salvaje caracterizado por  la corrupción y la contaminación, además del perjuicio de la imagen globalizada de productos "Made in China".

Algunos cristianos chinos alegan que su fe beneficia al Partido Comunista, porque afianza la base económica que es fundamental para sostener el partido.

"Con el desarrollo económico, la moral y la ética en China se están degenerando en forma vertiginosa", manifiesta el líder de oración Zhang Wei a los fieles congregados en la iglesia de Jin mientras adoraban con las cabezas postradas. "Padre Santo, te pedimos que por favor, salves las almas del pueblo chino".

Al mismo tiempo, el cristianismo está impulsando a los ciudadanos a ser políticamente más asertivos, animándoles a demandar más libertades que demostrarían que el Partido Comunista verdaderamente está dispuesto a adaptarse. Durante décadas, la mayoría de los cristianos de China adoraron en clandestinidad en lo que se conoce como "iglesias caseras" evitando llamar la atención por temor a ser detenidos y ser acusados de "perturbar el orden público".

Pero cada vez se hace más visible la manifestación pública de la fe en la población china y estos temores se van derribando.

Muchos líderes cristianos creen que ha llegado el momento de proclamar su lugar en la sociedad china y quieren aprovechar el momento histórico en que el mundo entero tendrá sus ojos fijos en esta nación por el desarrollo de los Juegos Olímpicos de 2008, que comenzarán en Agosto.

"No tenemos nada que ocultar", dijo Jin, ex miembro del Partido Comunista y quien se separó de la Iglesia estatal el año pasado para fundar su Iglesia Sión.

Jin es un testimonio de un cambio histórico: Después de siglos esfuerzos extranjeros para el cristianismo en China, hoy el liderazgo no está dirigido por misioneros evangélicos foráneos, sino por los ciudadanos locales. El cristianismo que una vez que se limitó a pueblos pobres, se está extendiendo en los centros urbanos donde está el poder a menudo con la aprobación tácita del régimen.

Se alcanza los rincones más influyentes de la vida de China: Los intelectuales desilusionados por la represión de 1989 en la Plaza de Tiananmen están confiando en la fe y no en la política.  Los magnates hartos de la corrupción están a la búsqueda de un código ético.  Los miembros del Partido Comunista se atreven a afirmar que su fe no contradice con el gobierno.

Los límites entre lo que es legal y lo que no es, están cambiando constantemente. Por ejemplo una nueva iglesia o una escuela dominical, podría permitirse hoy y mañana ser prohibida porque los funcionarios locales cuentan con un amplio margen para interpretar las leyes que rigen las reuniones religiosas.

Pero por sobre todas las cosas hay una señal de cambio por parte del gobierno que es cada vez está más abierto y es tolerante a la manifestación de la fe en la vida pública.  El presidente Hu Jintao incluso celebró una  "sesión de estudio" sin precedentes referente a la religión el año pasado en Buró Político del Partido Comunista.  En la misma les dijo a los  25 líderes más destacados de China que "el conocimiento y la fuerza de las personas religiosas deben ser base para construir una sociedad próspera".

Este surgimiento, impulsado por protestantes evangélicos, refleja despertar espiritual en China. A medida que el comunismo se desvanece en la actualidad ante la realidad del libre mercado, muchos chinos se dan cuenta de la "crisis de fe" y están a la búsqueda de consuelo.

Las cifras oficiales del gobierno indican que hay 21 millones de católicos y protestantes, un crecimiento del 50% en menos de 10 años. Sin embargo la población de cristinos en clandestinidad es muchísimo mayor.  Se estiman que existan 70 millones de cristianos en estas condiciones que alcanza ya un 5% de la población.

En momentos en los que el cristianismo en Europa occidental está disminuyendo, los chinos están dibujando el mapa espiritual mundial con una comunidad de creyentes que hoy en día supera a todos los cristianos de Italia por ejemplo. Y la influencia cristiana en China es un factor que potencialmente alterará las relaciones con los Estados Unidos y otras naciones.

Pero el futuro de la fe en China es incierto, a pesar de estas nuevas y audaces iglesias evangélicas, como Sión, no se sabe hasta dónde el Partido Comunista está dispuesto a dejarlos crecer.

"Creemos que el cristianismo es beneficioso para Beijing y para China," manifestó Jin. "Pero puede que transcurra algo de tiempo antes que nuestras intenciones sean entendidas y respetadas por las autoridades.  Por ello sabemos que puede haber un precio que quizás tengamos que pagar".

Iglesia en su sitio

Los anuncios de neón de "Ciudad Sauna", una discoteca y lugar de masajes al norte de Pekín, en el edificio no es del todo espiritual. Pero el alquiler es bajo y el dueño simpático, por lo que Jin y su iglesia firmó un contrato de arrendamiento en Mayo de 2007 y este es  su nuevo local ubicado en el piso quinto.  Es lo suficientemente grande como para 150 sillas, un coro y una banda. Además Jin imprimió tarjetas de presentación con la dirección, un paso inaudito y audaz tomando en cuenta que su iglesia no está autorizada por el Gobierno.

Al publicar su nombre, el número teléfono y la dirección en las tarjetas de la recién fundada Iglesia Sión, no quiso identificarse como iglesia "clandestina". La describe como un grupo "abierto e independiente"

Jin, padre de dos hijos, de pelo canoso, se ha embarcado en una aventura en la que ha puesto tanto su confianza como su cautela. A pesar de los arrestos y la represión, las iglesias chinas han alcanzado un papel más destacado en la vida pública que en cualquier otro momento desde la fundación de la República Popular.

No se propuso ser un pionero.

Jim es proviene de una familia de raíces coreanas que se ubicó en la zona industrial del norte de China, fue destacado estudiante de secundaria que le dio la oportunidad de lograr un cupo muy codiciado en la elitesca Universidad de Beijing. Ya en ella, a los pocos meses, se afilió al Partido Comunista con sus camaradas de estudio.

Pero un punto de inflexión en la historia de China hizo que Jin fijase sus ojos en la iglesia. Más o menos a mitad de su carrera universitaria, el líder máximo del Gobierno ordenó al Ejército a poner fin a las manifestaciones prodemocráticas que se estaban realizando en la plaza de Tiananmen. La represión dejó cientos de muertos, y resquebrajó la confianza de los jóvenes intelectuales que como Jin habían depositado en el estado.

"Esto afectó profundamente a los estudiantes universitarios de mi generación", Jin asegura que esta represión es conocida en China como "el 6 4", en memoria del día 4 de junio de 1989. "Los estudiantes universitarios en los años 80 fueron cepillados en el país… El evento dejó a muchos estudiantes heridos y muertos… Al igual que mis compañeros universitarios, nos sentíamos sin esperanza alguna".

El cristianismo les ofrecía una alternativa a la ortodoxia política de China.  Aquellos que estaban a la búsqueda de algo nuevo en que creer, la iglesia les ofrecía salvación, valores morales absolutos y el sentido de formar parte de una empresa más grande que China.

"Se nos ha enseñado a no creer en Dios, pues Dios es una falsedad" acota Wang Qingying, un miembro de 37 años de la Iglesia que pastorea Jin  y quien fue miembro del Partido Comunista. "Después que comencé a tener fe, me dí cuenta que todo lo que ocurre forma parte del plan de Dios".

En una secuencia de entrevistas hechas a muchos cristianos Chinos, la mayoría coincide en afirmar que los hechos de acontecidos en la Plaza Tiananmen fue el inicio de un despertar espiritual. Jin es uno de esos cristianos que afirman esto: Ese verano, descubrió el cristianismo por el testimonio de un amigo.  Se convirtió a los pocos días a pesar de la resistencia de sus padres.

"Pensaban que me había vuelto loco", manifiesta Jin.

En 1992, Jin se unió a Iglesia controlada por el Estado Chino conocida como la iglesia de los Tres Movimientos Patrióticos, por su compromiso con el "auto-gobierno, el auto-financiamiento y la auto-propagación", creado para limitar la influencia de misioneros extranjeros. Durante más de 10 años Jin ministró en iglesias en la que la mayoría de los feligreses eran ancianos.  La mayoría de estas iglesias están situadas en el campo.

Pero algo comenzaba a cambiar en la medida que en China se abría al modelo económico del siglo 21. La migración hacia las ciudades. Estudiantes que exploran nuevas ideas. El comunismo cada vez más distante con la realidad y que había dejado un vacío espiritual. Jim sale a estudiar a los Estados Unidos y regresó el año pasado para volverse a integrar a la sociedad pero se sintió muy limitado dentro de la iglesia oficial.

"Inicialmente el gobierno controlaba todo, pero poco a poco han ido cediendo terreno y cada vez es mayor la participación de la sociedad civil.  Creo que las iglesias deben aprovechar esta oportunidad para propagar la Palabra de Dios".

Las autoridades conocen mi situación – "Los funcionarios intentaron persuadirme para que no tomase un camino ilegal" pero Jin les ha asegurado que no tiene interés de crear conflictos. "Me han pedido informes escritos para explicar lo que se está haciendo. Lo hemos hecho y hemos explicado muy bien quienes somos, lo que queremos hacer y notificamos el calendario de nuestras actividades."

La Iglesia Sión Iglesia abrió sus puertas en Mayo de 2007 con sólo 20 personas. En un año ya cuenta con una membresía de 350 adoradores. Dicen ser no confesionales pero tienen una tendencia conservadora del cristianismo evangélico. Jin en sus servicios muchas veces hace referencia a la economía, a la educación y la cultura pop.  De esta manera llama la atención de los jóvenes y esta teniendo mucho éxito.

"La mayoría de nuestros miembros son universitarios con masters, son doctores o profesores universitarios". También hay ejecutivos, empresarios y otros profesionales. Nueve miembros de cada 10 son mennores de 40 años.

Negocio Celestial

Desde el balcón de su espaciosa oficina, el magnate Zheng Shengtao gerencia una gran imprenta con la mas alta tecnología. Es una de las empresas que lo han hecho rico. Zheng ha trabajado durante 25 años y ahora tiene 56 y ha andado por el camino que va desde ser un proveedor sin nombre hasta llegar a ser un CEO de los más importantes del país.

Al igual que muchos hombres de negocio, Zheng cree que esa apertura al mercado libre (que le ha hecho rico) ha derrumbado  la ética de sus compatriotas.

Muchos en la iglesia admiten que este capitalismo sin gobierno ha debilitado la ideología comunista que ha abierto el enorme vacío espiritual.

El debate público en China sobre la ética en los negocios ha florecido en los últimos años, y son justamente los mismos productos inseguros que han asolado a los consumidores del mundo occidental los protagonistas. Uno de los ejemplos más claros fue la muerte de 13 de los bebés chinos y 200 que enfermaron por el bajo control de la calidad de la leche infantil por parte de un fabricante. El caso se convirtió en un icono de una economía tan fuera de control que los chinos no podían confiar en la ética de sus propios compatriotas.

Desde su conversión al cristianismo Zheng ha activado una campaña para aumentar la conciencia ética y reactivar un "sistema de confianza" entre sus colegas. "Por ejemplo, hay que crear conciencia que no se debe no evadir impuestos", acotó Zheng, quien también es consultor económico del gobierno provincial. "No debemos piratear, ni hacer imitaciones. No debemos engañar ni en los contratos, ni en las promesas que le hacemos a los clientes."

Manifestó enfáticamente que "No hacemos negocio para los hombres.  Hacemos negocio Celestial".

Esta conciencia está echando raíces no sólo en las trincheras de la China de libre mercado, sino también entre aquellos que están ayudando a dar forma a las reformas económicas del país.

El profesor Zhao Xiao trabaja tanto en el sector privado y público, dando seminarios a los CEOs sobre gestión y asesorando al Gobierno en economía. Xiao forma parte del partido comunista y afirma que "Si la comida china me hace fuerte, entonces la comeré.  Pero si la alimentación occidental me hace más fuerte, la comeré".

El interés de Xiao en el cristianismo comenzó cuando empezó a estudiar economía y detectó diferencias entre las economías de sociedades predominantemente cristianas y de sociedades no cristianas. Visitó Corea del Sur, Singapur y Hong Kong. Para su sorpresa, descubrió que el cristianismo podía ofrecer a China una "base moral" capaz de reducir la corrupción, reducir la brecha entre ricos y pobres, la promoción de la filantropía, e incluso la prevención de la contaminación.

En sus conferencias y escritos, Zhao sostiene que la promoción de los 10 Mandamientos cultiva "una civilización basada en normas". Además proporciona a los empresarios "una motivación más allá de los beneficios" esto podría evitar las tendencias malsanas que han perjudicado el medio ambiente chino o el engaño a los trabajadores. Además, Zhao sostiene fomenta a que los magnates donasen parte de sus riquezas para desarrollar instituciones cívicas en China, de la misma manera como hace unos siglos cristianos norteamericanos fundaron las universidades de Harvard y Yale.

Cuando Zhao hizo público su pensamiento a las élites políticas, pensó que enfrentaría oposición y crítica por parte de sus compañeros de partido e incluso pensó que su fe podría obstaculizar su carrera. Sin embargo se llevó la sorpresa que muchos compañeros estaban de acuerdo con él.

Zhao no es político herético. Al contrario, piensa que permitir que el cristianismo desempeñe su papel en la sociedad puede contribuir a garantizar la supervivencia del partido en momentos en que la ideología comunista ya no es visible en la vida cotidiana. Él cree que es comparable a la decisión del partido, hace una generación, para embarcarse en la reforma económica.

"Hemos visto como los partidos comunistas de la Unión Soviética y de Europa oriental se han derrumbado, y sus países se han derrumbado con ellos", dijo Zhao. "Pero el Partido Comunista Chino sobrevive … precisamente porque sigue cambiando."

Cristianos con influencia como Zhao han expandido el papel de la fe en la China de hoy. Un anticipo a la China del futuro se puede ver en esa nueva generación de files que pronto van a heredar este país.

Futuro de la fe

china2008.jpgBajando una angosta calle bordeada de vendedores de hortalizas típica de la provincia de Henan, se llega a una casa donde parece que hay un fiesta. Allí entran jóvenes hombres y mujeres de unos 20 años entran a una sala donde se danza al son de guitarra, piano y batería. Los chicos saltan mientras gritan: "¡Es el poder del Espíritu Santo! ¡Nada nos puede parar!" En una pancarta en la pared se lee "Pekín pertenece a Dios" frase que provocaría animadversión al Partido de Gobierno.

Después de la música, los asistentes bajan sus cabezas y cierran sus ojos. Algunos tienen lágrimas en sus mejillas, y una mujer dice: "China será una nación cristiana."

Los miembros de la banda utiizan esta casa como dormitorio y para realizar sus eventos cristianos. El grupo de canto y danza sobrevive bajo una permisibilidad aparente del Gobierno. Los funcionarios suelen dejar que toquen discretamente en otras iglesias y sólo son ocasionales amenazas de arresto, dijo el líder del grupo  Wang Guiyin.

A diferencia de sus padres, estos jóvenes cristianos disfrutan de los momentos en los que el cristianismo va dejando de sufrir el estigma de la ilegalidad. Esta fe incluso tiene un toque de glamour por la gran cantidad de conversiones en los últimos años. El jugador olímpico de fútbol Gao Hong, ya retirado, es cristiano, también lo es la actriz de televisión Lu Liping y la estrella de pop Zheng Junio

Estos los jóvenes cristianos están más acostumbrados que sus padres a una vida fuera de la iglesia oficial. La idea de que un pastor que necesita la aprobación oficial, para predicar asombra a muchos.

"Jesús nos dice que debemos predicar a todo el mundo, para que puedan seguir su Palabras" manifestó un joven. "Él nunca dijo, ‘Tienes que tener este certificado, para predicar’. No estoy de acuerdo con esa práctica. ¿Por qué seguir al hombre y no a Dios? "

Las autoridades chinas piensan que los cristianos estarán de acuerdo en seguir al hombre y a Dios. Y en la Iglesia de Sión donde pastorea Jin Mingri este compromiso ha sido la clave del éxito. Si continúa creciendo al ritmo actual pronto será una megaiglesia con 2000 miembros. Pero Jin está decidido a no permitir que eso suceda, quiere limitar la congregación a 600 personas, para garantizar que todos puedan tener suficiente atención individual.

A pesar de ello siguen los planes para alquilar más espacio. Eventualmente, quiere construir una iglesia. Pero no sabe si eso va a suceder. Hasta el momento, las autoridades religiosas le han dejado salir de la iglesia estatal, han hecho la vista gorda para que alquilase estas oficinas y para crear su propia iglesia, e incluso le han permitido tener una banda y un coro. Pero ¿tener un edificio?

"En este momento, no estamos autorizados a hacerlo", señaló. "He solicitado esto a funcionarios de gobierno en numerosas ocasiones y vamos a seguir intentándolo".

Este tipo de relación es la que su iglesia busca con el Estado para ver la iglesia y el Partido Comunista pueden compartir el alma de China. Jin es muy  optimista al respecto.

 

Fuente Chicago Tribune , traducción por entreCristianos

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