Medio Oriente

Usaid, el adolescente suicida que huye de ISIS

 

Usaid BarhoUsaid Barho era un adolescente de 14 años que jugaba futbol y quería ir a la universidad para convertirse en doctor.  Sin embargo llegó la revolución del Estado Islámico y su vida tomó otro rumbo.

 

Hace unos días se dirigió una mezquita chiita, bajó la cremayera de su abrigo y mostró a los guardias que vigilaban en la puerta y les mostró el cinturón repleto de explosivos que portaba.

Y es que Usaid es uno de los niños sirios recultados por ISIS para su guerra santa o yihad. Fue seducido con promesas de prosperidad y victoria por los radicales, pero se dió cuenta de la realidad de la revolución islamista.

Ahora se encuentra detenido en un recinto de la inteligencia secreta iraní y desde alli describe como fue reclutado por los radicales sunitas.  “Nos invitaron unirnos al califato” cuando  reclutado en una mezquita de Mabij, su pueblo, cerca de Alepo. Usaid Barho asegurá que se afilió a los terroristas por su propia voluntad porque “creo en el Islám”.

“Me inculcaron la idea de que los chiitas son infieles y que debemos de matarlos”, afirmó en la entrevista frente a oficiales del servicio de inteligencia iraquí asegurando que si no luchaba su madre sería violada.

Cuando llegó Irak se dió cuenta de la realidad y planificó como escapar. Pensó que la mejor forma sería ofreciendose como voluntario en un ataque suicida, cosa que era de mucho riesgo pero le daría la oportunidad de entregarse a las fuerzas de seguridad.

Las guerras en Siria e Irak han implantado graves nuevos estándares para la explotación y el abuso de niños. Miles de ellos han muerto o han quedado mutilados por los indiscriminados bombardeos, en fuego cruzado y en algunos de los casos ejecutados. Jóvenes de grupos minoritarios como los Yazidis, han sido capturadas y convertidas en esclavas sexuales. En tanto, a los muchachos les han dado armas y los han puesto a patrullar o vigilando retenes, o han sido reclutados, como dice Usaid, para ser atacantes suicidas.

En las áreas bajo su control en Irak y Siria, el Estado Islámico ha establecido centros para el entrenamiento militar y religioso de los niños, en un esfuerzo por adoctrinarlos y construir una nueva generación de guerrero.

La historia de Usaid, de cómo tras vivir una niñez en Siria donde no era particularmente religioso, terminó convirtiéndose en un yihadista detenido en una cárcel de Irak, es un relato de primera mano de un niño soldado del Estado Islámico que desertó.

Pronto, afirma, “me di cuenta que las cosas que veía eran diferentes al Islám”.

De regreso a casa vio a un grupo castigar severamente a hombres que fueron detenidos fumando cigarillos, aunque en el campo de entrenamiento miraba a combatientes fumando. Dijo que vio a hombres teniendo sexo con otros hombres en tiendas de campaña durante las noches en el desierto. Y dijo que pronto le comenzó a intimidar “la forma en la que mataban a personas inocentes”.

Al final del entrenamiento, se le informó que sus entrenadores lo querían peleando en Irak. Fue llevado, junto con otros nuevos combatientes, a Mosul.

En ese lugar, los reclutas recibieron dos opciones: pelear o ser atacante suicida.

Levanté mi mano para ser un atacante suicida”, dijo. De esa forma tendría la mejor oportunidad para desertar.

Si era combatiente e intentaba entregarme a las fuerzas de seguridad podrían matarme, con mi arma en mi mano”, dice.

En días fue llevado junto con un voluntario alemán a través de un tortuoso viaje por Bagdad. Dijo que fue transferido de un operador del Estado Islámico a otro y que estuvo en varias casas de seguridad durante todo el trayecto, incluyendo un estudio fotográfico y una casa cubierta con cañas. Finalmente, llegó a primera horas de una mañana a un apartamento en Bagdad, donde le dieron té y brochetas como desayuno.

Fue transportado a otro apartamento, donde tomó una siesta. Dos horas después, lo despertaron abruptamente.

“Despierta, despierta. Es hora de que te pongas tu cinturón”, le dijeron.

Le dieron su blanco: una mezquita chiita en el vecindario de Bayaa.

Unas horas después, al anochecer, caminó a la puerta de la mezquita.

“Abrí mi abrigo y dije: ‘Tengo un cinturón suicida, pero no quiero hacerme estallar'”.

La escena caótica que continuó, luego de que el oficial vestido de civil vio el cinturón, fue capturada en un video tomado con un celular por un transeúnte y distribuido a través de redes sociales. “Mantengan a la gente alejada”, dijo el oficial.

Lo que ha ocurrido ahora con Usaid no está claro. Él dice que quiere reunirse con su familia en Siria, pero las autoridades iraquíes no han intentado contactarlos. El oficial de inteligencia que lo ha interrogado dice que necesita más tiempo para investigar el caso.

Durante la entrevista, el oficial toca a Usaid de forma amigable en una de sus rodillas y en su cabeza y le dice que siga comiendo. “Come más dulces, son buenos para ti”, dice.

Usaid dijo que todavía quiere ser doctor y que espera estudiar en Turquía. Dice que extraña a su madre y que los iraquíes le han prometido que lo regresarán con sus familiares algún día.

Antes de la guerra, afirma, “éramos una familia normal. Tenía una vida normal”.

Sobre si tiene una oportunidad de tener una vida normal otra vez depende, en parte, de cómo los iraquíes lo traten: como un terrorista o como un niño explotado.

Durante las entrevistas, Usaid estaba vestido con ropa deportiva de color gris y no estaba esposado. Unos días después, sin embargo, apareció en la televisión estatal esposado y vistiendo un traje amarillo de prisionero. La televisión lo mostró como terrorista y él recreó su entrega.

Yet Saad Maan, vocero del Ministerio del Interior y del Comando de Operaciones de Bagdad, apareció el pasado martes en la televisión estatal y describió a Usaid como una víctima del Estado Islámico.

Un oficial de inteligencia que ha estado interrogando a Usaid, que habló bajo la condición de mantener su anonimato debido a la secrecía de su trabajo, dijo que él y otros agentes de inteligencia se opondrían a cualquier esfuerzo por juzgar a Usaid.

“Aunque sea llevado a una corte, estaremos de su lado, porque él salvó vidas”, dijo.

Mira el video tomado por un transeunte cuando Usaid mostró el cinturón con los explosivos

 

 

 

 

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